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Cubillo, luces y sombras – Por Juan Henríquez

No caeré en la pedantería de muchos que odiaban al líder independentista Antonio Cubillo y no han tenido ningún pudor en hacerse la foto loando al fundador del Mpaiac. En mi caso, aunque quisiera, no tengo argumentos para hablar y escribir de Antonio Cubillo Ferreira, ni sobre su faceta política, y mucho menos en lo personal. Solo en dos ocasiones tuve la oportunidad de estar cerca de Antonio.

La primera fue coincidiendo en una marisquería en el barrio de San Andrés, en la que estuvo acompañado por varios compatriotas, empleando un término muy suyo, muchos de ellos amigos y conocidos de un servidor. Y la segunda oportunidad ocurrió en la sala San Borondón del CCPC, con motivo de la presentación de un libro de Miguel Ángel Palarea, al que envío un saludo y deseo su pronta recuperación. Al final, en torno a un refrigerio servido por la organización, de manera esporádica, me encontré saludando al hombre que en silla de ruedas me extendía la mano y saludaba muy cortésmente; ni siquiera recuerdo las palabras que intercambiamos.

A pesar de no conocer de primera mano la obra política por la independencia de Canarias, y de no coincidir con su ideario por la liberación del pueblo canario, dada mi condición de ciudadano universal y socialista, había al menos tres cosas en las que convergíamos. Una primera y vital: la defensa por la libertad; la segunda, la total convicción del derecho de los pueblos a elegir su destino y futuro, y por último, que teníamos muchos amigos en común, con los cuales sigo contando y a los que admiro y respeto.

Sin embargo, y es la razón fundamental del artículo, quiero invitar a todos aquellos que quieran conocer una síntesis biográfica del personaje, Q. E. P. D., a que acudan al blog Nación Canaria, de Angel Morales, que es autor de un magistral artículo que con el título Luces y sombras de Antonio Cubillo, muestra una semblanza política pragmática, lúcida y cronológica del que fuera santo y seña del independentismo canario. ¡Léalo!