En casi todos los cuentos hay algún desamparado, un héroe y más de un villano. Sin ellos las historias pierden fuerza. Los lectores necesitan conocer cómo es cada personaje, encariñarse con alguno y convencerse de que el desenlace no puede estar escrito antes de que la historia empiece a escribirse. En la crisis que arrasa el mundo desde 2007 es fácil identificar a las víctimas, pero también a los malvados. No todos tienen la típica cara de malo, pero sí un perfil fácilmente identificable. La mayoría son banqueros, políticos y personajes públicos con facilidad para los dictámenes morales. Es el caso del expresidente de la CEOE Díaz Ferrán, que hace tiempo, en plena debacle financiera, se atrevió a decir que de esta crisis solo se saldría si aceptábamos cobrar menos (los demás) y trabajar más (los demás). A muchos les vino esta frase a la memoria este lunes después de que fuera detenido. La policía encontró en su casa 150.000 euros en efectivo y un kilo de oro.
Su frase, sin embargo, resume toda una época. Desde que empezó esta pesadilla muchos se han empeñado en decir que las víctimas son responsables de esta crisis. El argumento es sencillo: el crédito barato nos convirtió a todos en nuevos ricos y cuando llegó la crisis volvimos a ser los pobres de antes. Y ahora hay que pagar las deudas. Es curioso, pero es el mismo discurso que usa el gobierno cuando dice que la administración pública está sobredimensionada. El Gobierno pide a sus empleados que comprendan que no hay dinero y que tienen que ser ellos los que se sacrifiquen por el bien común. Tienen que hacerlo, además, mientras los cargos de confianza siguen en sus puestos.
En una situación de perplejidad similar se encuentran también los jóvenes que no encuentran empleo. Empresarios, políticos y expertos de todo tipo están convencidos de que la generación nini tiene el deber social de transformar nuestro presente. ¿Cómo? Emprendiendo en un país lleno de obstáculos.
Me encantan los cuentos, pero a veces prefiero que no sean tan surrealistas. Quiero una administración eficiente, creo en los servicios públicos de calidad y deseo que miles de chicos encuentren su futuro en el autoempleo. Pero ya está bien de identificar víctimas y culpables. Es el momento de que nos cuenten una historia que hable de corrupción, prevaricación y extorsión. Quiero que admitan cómo se ha inflado la burbuja. La inmobiliaria, la política y la discursiva. Solo con la verdad por delante esto podrá cambiar.