Sin complejos>

Un día después muy largo> Por Fernando Fernández

El resultado electoral en Cataluña, sobre el que luego haré algunas consideraciones, y Cataluña en sí misma es de tal importancia, que una semana después sigue siendo actualidad y seguirá siéndolo durante mucho tiempo. Diré para empezar que las relaciones entre Cataluña y el resto de España han entrado en una nueva vía en la que nada volverá ser igual.

Desde la manifestación de la Díada septembrina, he escrito tres veces sobre Cataluña. Escribí sobre el apaciguamiento y volví a hacerlo hace tres semanas cuando aludí a un Ibarreche con barretina. Dije entonces que el órdago independentista de Arturo Mas nos encaminaba a “un choque de trenes en el que nadie gana, pero en el que unos pierden mucho más que otros. Es Mas quien más tiene que perder y podría verse convertido en un Ibarreche con barretina”. Los hechos me han dado la razón y ahora solo falta poner fecha de caducidad a un aventurero que se creyó un mesías y cuya cabeza será entregada, como la del Bautista, ni siquiera en bandeja de plata. Sigue intrigándome saber quién embarcó a Mas en esta aventura sin destino y por qué razón, una aventura que ha resultado un molt mal mal negoci para CIU, que le pasará factura mas pronto que tarde. Entre las imágenes y opiniones de la noche electoral, recordaré las deslavazadas declaraciones de Mas en el Hotel Majestic, rodeado de 20 o 30 dirigentes de CIU con semblante de funeral, entre ellos Durán i Lleida y Pujol padre que apenas batieron unas palmas al final y, en el caso de Pujol, ni siquiera eso. El hecho mismo de aparecer rodeado de una multitud da fe de la magnitud de su fracaso. De haber alcanzado la mayoría excepcional que reclamó lo hubiera hecho solo y con los brazos abiertos de un moisés contemporáneo.

Mencioné al seny y a la rauxa de la que escribió Vicens Vives en su Noticia de Cataluña. Arturo Mas ha sido víctima de su propia rauxa y al final se ha impuesto el seny del pueblo catalán a cuya voluntad apeló. Los catalanes hablaron y lo hicieron acudiendo casi masivamente a votar, pero los problemas de Cataluña, y los de España en su conjunto, siguen siendo los mismos, o mayores para los catalanes, sobre cuyo futuro hoy se abren mas incógnitas que certidumbres. ¿Con quién y cómo gobernará CIU? Con Mas en la presidencia, por ahora; pero ¿por cuánto tiempo? Lógicamente debería hacerlo con ERC, pero ¿cómo verá la burguesía catalana, votante tradicional de CIU, un acuerdo con Esquerra? Su actual líder, Junqueras, no es un Carod-Rovira cualquiera, pero ahora, como dijo Mas, toca gobernar y hacerlo es administrar la quiebra catalana, sin financiación, sin crédito ni bonos patrióticos retribuidos con altas rentabilidades, con nuevos recortes y bajo la atenta mirada de Cristóbal Montoro y de la UE.

Como he escrito muchas veces, la democracia española tiene un problema grave, su deterioro causado en mayor medida por la corrupción. Este problema es igual de grave en Cataluña, no diré que ni más ni menos, pero en todo caso muy grave, da igual que sea del 3% o el 4%. CIU, o Mas, fracasó en su apuesta, pero el batacazo socialista ha sido épico y esa es una mala noticia. El PSOE y el PP deberán tomar nota. ¿Por qué crece Ciutadans más que el PP?

Para terminar, recomiendo la lectura de La España de los otros españoles publicado por Planeta en 2010, escrita por un diputado de ERC. Y recordaré que lo dicho por Ortega hace 80 años sigue vigente. Con Cataluña tenemos un problema que habrá que saber sobrellevar.