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Fuerteventura rescata del olvido a Rafael Alonso, uno de sus “últimos de Filipinas”

ELOY VERA (EFE) | Puerto del Rosario (Fuerteventura)

Fuerteventura recupera estos días la figura de Rafael Alonso, uno de “los últimos de Filipinas”, al que la historia y el infortunio alejaron de su pueblo Villaverde durante más de cien años y al que ahora la isla y sus descendientes intentan rescatar para la historia.

Rafael Alonso dejaba atrás a sus padres, unos campesinos de Villaverde, para participar junto a otros compañeros de su quinta en la Guerra del 98, un conflicto que dejaría a España sin sus posesiones en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, a una población mermada y a Estados Unidos como gran potencia mundial.

Alonso se alistó junto con Eustaquio Gopar, otro majorero destinado al conflicto, en el Batallón de Cazadores Expedicionarios a Filipinas número 2, al que destinaron al pueblo de Baler al norte de Manila, tal y como señala el historiador y responsable del Archivo Municipal de La Oliva, Carlos Vera.

Mientras agonizaba el conflicto, 57 hombres resistían en el sitio de Baler, un asedio al que fue sometido el destacamento español por parte de los insurrectos filipinos y que produjo el encierro de los soldados en la iglesia de Baler durante 337 días. Entre los recluidos figuraban los dos majoreros.

El asedio finalizó en junio de 1899 y Eustaquio pudo regresar a su pueblo Tuineje, recibir honores y desempeñar los cargos de juez de paz y alcalde hasta su muerte en 1963.

Peor suerte correría Rafael, que moría con 21 años a los seis meses de estar sitiado víctima del beriberi, una enfermedad ocasionada por la falta de vitamina B1 que aportan los vegetales y la carne, y que en zonas como Filipinas se debía, en parte, al consumo de arroz sin cáscara donde se halla la vitamina.

Los restos de Alonso, junto al de otros soldados se enterraron en la iglesia de Baler, hasta que en 1903 fueron exhumados y trasladados a España para tiempo después ser depositados en un mausoleo en honor a los héroes de Cubas y Filipinas construido en el cementerio de La Almudena, en Madrid.

La gesta de este vecino de Villaverde había pasado desapercibida para la historia y sus paisanos majoreros hasta que el azar, unos antiguos documentos y una búsqueda en Wikipedia pusieron en contacto a la familia Alonso con su antepasado.

Aurelio Ortega es sobrino bisnieto de Rafael Alonso y el causante, en parte, de que en Fuerteventura esta semana se rinda homenaje a Alonso con la exposición “Majoreros en Baler” y la presentación del documental de Jesús Valbuena “Los últimos de Filipinas. Regreso a Baler” o que, incluso, los restaurantes de Villaverde dediquen una semana a la gastronomía filipina.

Este hombre reside en Gran Canaria, donde se instaló una parte de la familia Alonso, mientras que otra optó por quedarse en Villaverde.

Entusiasmado, comenta cómo dio por primera vez con el nombre de Rafael en 2009 mientras revisaba unos documentos familiares de unos terrenos en Fuerteventura. “Hasta entonces era un desconocido para mí”, confiesa.

Aunque reconoce que fue su mujer, durante una rutinaria búsqueda en internet, quien dio con la clave. “La casualidad hizo que, mientras consultaba en Wikipedia, apareciera el nombre de Rafael Alonso vinculado a los últimos de Filipinas”, explica.

La posibilidad de que su antepasado hubiera estado en la Guerra del 98 y su participación en el sitiado de Baler ganó fuerza después de que su madre le comentara que, en alguna ocasión, había oído hablar a su padre, tras ver la película “Los últimos de Filipinas” (1945), de un tío que había estado en la contienda.

Un llamamiento de Aurelio en la prensa majorera le puso en contacto con el historiador Carlos Vera, que, interesado desde hacía algún tiempo en la figura de Alonso, había conseguido publicar una pequeña semblanza del soldado en la revista local “La Bocaina”.

A partir de ahí, comenzaron para Aurelio años de investigación, de atar flecos y de viajes a Fuerteventura hasta poder contar con datos suficientes para construir el árbol genealógico y las hazañas filipinas de Rafael Alonso.

Esta semana, gracias a la implicación del Ayuntamiento de La Oliva y de asociaciones locales, los familiares de Alonso se reencuentran con su último de Filipinas.