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Infeliz Navidad – Por Rafael Torres

Nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos, y un daño tan profundo, tan difícil de curar. Al Gobierno del Partido Popular le ha bastado un año para desquiciar el país con su sistemático maltrato de los viernes, y aún le ha sobrado para poner las bases de un previsible y mayor desquiciamiento futuro. Ensañándose con los españoles, con casi todos ellos, como si más que un mandato de servicio a la sociedad hubiera recibido un cheque en blanco para la dominación y el ajuste de cuentas, el Gobierno incurre en aquello de lo que, por pura proyección, acusaba al Ejecutivo anterior: rompe España y actúa como antisistema. El Gobierno actual, nacido de la tremenda equivocación democrática que constituye otorgar en nuestro país la mayoría absoluta a alguien, rompe España porque rompe la vida de los españoles, suscitando con ello la defección y la huida de estos en todas sus formas, desde el rompimiento territorial al exilio económico. España, que no es otra cosa que la suma de todos los españoles, se rompe si se rompe el pacto, indispensable en democracia, de respeto y sumisión del Estado al pueblo. Y el Gobierno ha traicionado y roto brutalmente ese pacto, sometiendo a la población a toda clase de sevicias de justificación imposible: el paisaje que componen los millones de parados y excluidos, el saqueo indecente de las economías familiares mediante tasas e impuestos inicuos, el abandono a su suerte de los más desfavorecidos, la destrucción de la clase media, el atentado por decreto a los derechos laborales y a la dignidad de los trabajadores, el despojo de los modestos patrimonios de los ahorradores, la rampante privatización de la sanidad pública, el indulto a torturadores y la amnistía a los que defraudan, la impunidad de los grandes evasores de capitales, la obstrucción del acceso a la Justicia, la opacidad de las cuentas del jefe del Estado y sus relaciones peligrosas, el ensañamiento de la Hacienda…