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Otra chapuza – Por Francisco Pomares

Una sentencia irrecurrible del TSJC ha puesto en tela de juicio la legalidad de las sanciones impuestas por el Parque Natural de Tamadaba a unas obras construidas en el interior de este espacio, por las que se sancionó a la empresa constructora con una multa de 53.000 euros.

Lo importante no es que la empresa quede libre de sanción, sino que el TSJC advierte de la posibilidad de que la declaración de los parques y reservas naturales de Canarias por parte del Gobierno regional no se haya realizado cumpliendo con la normativa vigente, abriendo por tanto la espita para que se desagüen sin penalización todos los expedientes sancionadores abiertos por construcciones y obras en estas zonas protegidas.

Lo que hace esa sentencia es descubrirnos que el Gobierno de Canarias ha actuado con una enorme dejación, no completando el trámite de declaración legal de la mayoría de los espacios naturales. Porque, según nos recuerda el TSJC, la declaración de parques y reservas requiere no solo de la existencia de una ley o decreto (que ese sí existe obviamente en todos los casos), sino que también requiere de la aprobación -en un plazo máximo de un año desde la declaración de un plan de ordenación del espacio.

Esa segunda condición no se cumple en el Tamadaba, que únicamente ha aprobado un Plan Rector de Uso y Gestión, y tampoco se cumple en la mayor parte de los casos, lo que demuestra -entre otras cosas- la escasa calidad técnica de nuestra clase política, o su nula preocupación más allá de lo que es político.

No dudo de la solvencia jurídica de la sentencia, pero, personalmente, entiendo que se trata de una pésima noticia: la crisis ha colocado a parques y espacios naturales en una situación límite, reduciendo sus presupuestos hasta el extremo de hacer desaparecer dineros tan importantes como los destinados a la vigilancia o contra los incendios, poniendo en peligro la propia continuidad del espacio natural.

Si a eso le sumamos una sentencia que -en la práctica- abre la veda a que los ayuntamientos autoricen construcciones en los espacios naturales, en un par de años podrían producirse destrozos absolutamente irrecuperables. Quizá sea este el momento de pisar el acelerador y redactar ya todos los planes de ordenación. Más vale un plan imperfecto, con alguna laguna o deficiencia, que un espacio natural lleno de ladrillos.