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La prueba oncológica PET de La Candelaria, dos semanas inactiva

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La Tomografía por Emisión de Positrones (PET) es el mejor detective del cáncer que existe actualmente. / DA

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

María -nombre ficticio dado para preservar su intimidad- lucha desde hace más de dos décadas contra el cáncer. Ahora tiene 48 años, acaba de superar un carcinoma mamario y pelea contra un tumor de pulmón con posible metástasis, que la tiene postrada en la cama y la obliga a inyectarse morfina para mitigar el dolor. Según asegura a este periódico, desde hace tres semanas está en lista de espera para realizarse en el Hospital de la Candelaria una Tomografía por Emisión de Positrones (PET, sus siglas en inglés), una prueba indispensable para diagnosticar y tratar el cáncer.

María sostiene que hasta ahora no había tenido problemas durante su tratamiento, pero desde hace semanas nadie en el hospital le explica por qué no ha podido realizarse aún una prueba que antes se hacía de un día para otro. El motivo de este retraso, según confirmaron ayer desde la Consejería de Sanidad, se debe a la “reestructuración interna” a la que se está viendo sometida la compañía de transporte aéreo que traslada -en vuelo regular- la molécula denominada Glucosa FDG, que se inyecta en el paciente antes de la realización de la prueba. Según dónde se aplique y en qué cantidad se deposite en el organismo esta molécula, permite una u otra probabilidad diagnóstica.

Sanidad recalcó que la recepción de esta sustancia, que se efectuaba a mitad de mañana (tiene un periodo máximo de vida de unas ocho horas), “sufrió diversos retrasos hace dos semanas” debido a los problemas de transporte antes mencionados, pero que en la actualidad el PET funciona “con normalidad”.

Una versión que contrasta con la historia relatada por María y otros pacientes, quienes insisten en que no se han realizado pruebas de este tipo desde hace al menos dos semanas. Algo que confirman desde el Sindicato de Enfermería (Satse), quienes aseguran que “periódicamente” se vienen produciendo problemas similares por la complejidad que implica el transporte del producto desde la Península.

MÁS FIABLE QUE EL TAC

La Tomografía por Emisión de Positrones es una prueba que permite saber si existe o no un tumor, si éste es benigno o no, dónde se sitúa, que extensión tiene y si existen metástasis. Esta información tiene tanto valor que puede cambiar el tratamiento de un paciente y aumentar así su esperanza de vida. En marzo de 2000, la FDA estadounidense (el organismo encargado de dar luz verde a los nuevos fármacos) aprobó el uso de la prueba PET en todos los pacientes con cáncer antes de que se sometan a cualquier otra terapia.

En España, donde hay siete cámaras (aunque está prevista la apertura de nuevas instalaciones), su utilización no está tan extendida, a pesar de que la Seguridad Social la costea. La prueba consiste en la inyección de un trazador radioactivo, combinado con glucosa, y posteriormente el paciente se introduce en una cámara PET. Esta, por ejemplo, tiene una sensibilidad del 95% a la hora de distinguir si un tumor de pulmón es maligno, en comparación con solo el 68% de la Tomografía Axial Computerizada (TAC). La prueba PET, además, es muy útil a la hora de detectar otros tipos de cáncer, como el de cerebro, mama, ovario, páncreas, gastroesofágico, musculoesqueléticos o melanomas.

EL CICLOTRÓN QUE SE UBICA EN EL HUC DEBÍA ESTAR EN FUNCIONAMIENTO DESDE EL VERANO

Después de distintos y controvertidos episodios acaecidos desde hace más de tres años, el Cabildo de Tenerife anunció en febrero que el primer ciclotrón de Canarias comenzaría a funcionar este verano en el Hospital Universitario de Canarias (HUC).

El aparato es un acelerador de partículas que produce los fármacos radioactivos que deben suministrarse al paciente para poder descubrir a través de una cámara PET- TAC si existen células cancerígenas, enfermedades cardiovasculares o neurológicas. Las obras, sin embargo, han sufrido varios retrasos desde que comenzaran a mediados del año pasado.

El entonces consejero de Sanidad del Cabildo y presidente del consejo de administración de la empresa pública Imetisa, Antonio Alarcó, firmó en febrero de 2011 la compra del aparato por 2,9 millones.

Desde entonces, la empresa adjudicataria, UTE Abside-IBA Ciclotrón Tenerife, disponía un plazo de 18 meses para instalar la máquina en el HUC, un plazo que supuestamente venció hace dos meses. En febrero, durante una visita a las obras, el vicepresidente segundo y consejero de Sanidad de la Corporación, Aurelio Abreu, afirmó que las obras marchaban “a buen ritmo” y que la máquina estaría lista “en los plazos previstos”, algo que finalmente no ha ocurrido.