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Sin campo no hay Canarias

El campo canario existe y está muy vivo, por si alguien aún, a día de hoy, pensaba lo contrario. Problemas, dificultades, tropiezos, cuestas empinadas, baches y vaguadas hay actualmente y claro que es una desgracia en todos los sectores productivos, aunque bien es verdad que en unos más que en otros. Por fortuna para nuestras Islas el turismo, al menos, si se recurre a las estadísticas de llegadas de visitantes, sigue manteniendo el tipo, y menos mal.

Nuestro sector agropecuario celebró este viernes, en una finca de La Laguna y gracias a la convocatoria de la organización profesional Asaga, su tradicional fiesta anual, una cita en la que se puede decir que estaban todos, desde los más importantes gestores públicos vinculados a ese ámbito productivo hasta los principales representantes de las actividades agrícolas y ganaderas en las Islas.

Tras alocuciones, discursos y charlas variadas en ese foro, queda, y esto quizás sea lo más sustancial, una idea de consenso, incluso unánime: hay que defender nuestro campo con todas las fuerzas y potenciarlo al máximo para, en la medida de las posibilidades actuales y futuras (ya que, como dijo Henry Sicilia, el presidente de Asaga, “vivimos momentos complejos”), conseguir que sus actividades productivas propias y las de otro tipo que se desarrollan en él, como las de los ámbitos de las tradiciones, paisajístico, medioambiental e incluso social, no retrocedan; no mueran poco a poco. Se trata, como se subrayó en esa reunión, de todo lo contrario, y algo al fin se va consiguiendo con ese objetivo a través de los últimos cambios realizados en el Régimen Específico de Abastecimiento (REA) para trasvasar parte del dinero de este programa (de ayuda a la importación) -unos seis millones de euros por año- a las producciones locales; o bien con las modificaciones propuestas por el Gobierno de Canarias en el Arbitrio a la Importación y Entrega de Mercancías (AIEM), cuyo nuevo marco, aprobado en el Consejo de Gobierno de este jueves, aporta oxígeno a actividades agrícolas y agroindustriales, como las vinculadas al vino, la papa, las hortalizas, las carnes frescas del país y los quesos tiernos. Quizá no sea suficiente, pero este sí es ahora el camino.

Canarias necesita su campo como las parcelas de secano el agua de lluvia, que aún hay muchas en las Islas, en especial en las medianías altas. Y Canarias, además, necesita que su campo, sobre todo los problemas de este, sean entendidos y bien leídos por las administraciones públicas, y parece, al menos tras las últimas decisiones del Ejecutivo regional, que ahora sí se está en una lectura más adecuada: lo primero, lo nuestro, y, después, siempre después, las importaciones.

Quizás antes de este viernes no se recuerde un discurso tan sencillo, corto y claro del presidente Paulino Rivero en defensa, sin tapujos, sin peros y sin condicionantes, acerca de cuál es el lugar que deben ocupar las actividades agropecuarias en la Comunidad Autónoma: el cajón más alto. Rivero colocó el viernes, con una claridad aplaudida, al campo isleño, a lo nuestro, por encima de las importaciones de productos de origen vegetal y animal, y esto lo hizo entre gente ante la que quizás, si eso no se tiene muy claro, lo más sencillo es el silencio o irse por la tangente. Pero no fue así: Rivero aseguró que el Gobierno de Canarias tiene claro que hay que colocar a las producciones locales por encima de las importaciones. Y lo mejor: parece que al fin se está haciendo. Pero este no debe ser el único camino, que quedan pendientes otros asuntos, incluso algunas en la que el mismo Ejecutivo de Rivero ha metido la pata.

Lo primero es preguntarse por qué hay que defender nuestro campo. Las razones son casi infinitas: por la necesidad de mejorar nuestra soberanía alimentaria (depender lo menos que se pueda del exterior); porque los productos que dan nuestras tierras ofrecen más garantías de calidad y mayor seguridad alimentaria; porque el negocio que se deriva de estas actividades promueve el desarrollo endógeno; porque la agricultura y la ganadería, mucho más en una región con peso tan importante del turismo, son multifuncionales: generan riqueza, conservan el paisaje y el dibujo rural tradicional, permiten la conservación medioambiental, dan lugar a que los espacios rurales encuentren su equilibrio, gestionan gran parte del territorio y promueven la diversificación económica. Y a todo esto hay que añadir algo crucial, que es que nuestros agricultores y ganaderos producen en el ámbito comunitario, el espacio donde más control hay sobre la calidad de los artículos de consumo de origen agrario. Así que consumir lo canario no trae sino ventajas, y hasta se justifica que a veces los productos locales sean algo más caros. Si así no lo cree, repase de nuevo cuántas cosas se arreglan, o no se estropean más, si mantenemos nuestros campos sembrados y nuestras cuadras con animales.

El Archipiélago necesita que las administraciones públicas entiendan y den respuesta a los problemas agropecuarios

Dicho esto, y dando gracias por la lluvia que no cesa en estas semanas, que tanta falta nos hacía tras un año extraordinariamente seco, quedan cosas por hacer, asuntos que resolver, compromisos asumidos que no se han desarrollado y mucha negociación y tiempo para estar atentos y saber negociar.

Así, tenemos que Canarias necesita de forma urgente, pese a la crisis, a la coyuntura actual y a la necesidad de ajustes en el gasto público, que se despejen varias dudas en capítulos relevantes:

a) La financiación por parte del Estado y de Canarias, al 50%, del programa Posei ampliado, que se puso en marcha en 2009, que siempre se ha abonado a agricultores y ganaderos con demora y que en 2010 se pagó con una reducción en torno al 30%. Además, las ayudas de 2011, por ahora, no se podrán cobrar, y hay sectores que dependen mucho de este instrumento financiero. Solo varios ejemplos: los vitivinicultores, los tomateros y los ganaderos. Primer fallo grave de las administraciones públicas. Hay que resolverlo ya.

b) La compensación al transporte de mercancías. Es el otro capítulo en el que se han producido recortes con enorme impacto, en especial para la actividad tomatera de exportación y para los envíos al exterior de flores, plantas y esquejes, con reducciones insostenibles en los porcentajes de ayuda al transporte, muy por debajo de los máximos que fija la norma. Y todo por reducciones de partidas presupuestarias en los años 2011 y 2012, y lo que no se resuelve en 2013. En la actualidad, los pagos están en la horquilla 25%-35%, la previsión para 2011, y el real decreto que regula estas compensaciones fija como niveles máximos para 2012 el 65%, con el 70% para 2013. Se trata de un auténtico desastre al que hay que buscar solución y esto hoy es responsabilidad exclusiva del PP, como el anterior punto lo es de los tres partidos con más apoyo en las Islas (CC, PP y PSOE).

c) La consolidación de la orden que regula la entrada de productos vegetales en Canarias por cuestiones fitosanitarias. Madrid, el Gobierno central, ya ha comunicado sus intenciones de someter a revisión esa norma, lo que ha sido rechazado de forma unánime por el sector agrario local. Las Islas no se pueden abrir de par en par a lo que llega de fuera y menos si lo que entra convierte la superficie cultivable en Canarias en un campo de minas por efecto de plagas y enfermedades. Esto no puede ser, y habrá que lucharlo, también con el apoyo del Ejecutivo español, que debe defender con uñas y dientes que esa orden no se ampute por las instituciones comunitarias. De ello también depende nuestro futuro.

d) El consumo adecuado de productos locales por los turistas. En este aspecto está casi todo por hacer. O todo. Las culpas son compartidas. El apoyo público no ha sido el adecuado, al menos en el ámbito de la promoción, y los agentes generadores de artículos agrarios y los receptores potenciales de estos aún lo tienen que dar todo para que la convergencia, que es clave (12 millones potenciales de consumidores), se produzca de una vez y sin más demoras. Hay que definir un programa de actuación y llevarlo a cabo con total seriedad y exactitud. ¿A qué esperan?

e) Los instrumentos de apoyo de origen comunitario. En este capítulo hay varios asuntos esenciales: la consolidación presupuestaria del nuevo Posei dentro del septenio 2014-2020, que hay que seguir peleando a partir del buen trabajo hecho en la reforma de ese programa por el eurodiputado canario del PP, Gabriel Mato; la aminoración de todos los impactos que pueda generar la nueva PAC en el espacio agrario isleño, y la consolidación de los niveles máximos de apoyo a la inversión a través de los fondos estructurales, que parece que es posible elevar el listón hasta el 85% de la inversión aprobada. Todo esto es fundamental, como el trabajo que hay que seguir haciendo para afianzar al máximo la consideración de Canarias como región ultraperiférica, concepto que cada vez se entiende más y mejor en la UE y que, como consecuencia de ello, ha servido de percha, de anclaje, para defender apoyos públicos exclusivos, más intensos y hasta exenciones en la aplicación de las políticas comunitarias.

Si se obtienen buenos resultados en esas líneas de actuación, Canarias dará un buen paso adelante, avanzará en el camino esencial y deseado por todos de consolidar sus actividades agrarias (con la mejora del autoabastecimiento), un elemento irrenunciable, clave y de futuro que nos seguirá convirtiendo en algo más que turismo, en algo más que naturaleza…, y que, junto a la combinación de esos otros valores, facilitará que las Islas sigan siendo algo diferente y deseado, un lugar donde todos quieran estar y en el que todos se puedan quedar, con dignidad y atendiendo nuestras cosechas, nuestras ganaderías y nuestras tradiciones.

El campo existe y debe seguir existiendo, por los siglos de los siglos. Esta también es la apuesta del Grupo de Comunicación DIARIO DE AVISOS; esta es nuestra bandera.