escaño cero >

Sin talante – Por Julia Navarro

En política la arrogancia se termina pagando más pronto que tarde. Le pasó a José María Aznar y a los suyos que durante su segunda legislatura iban sobrados por la vida y despreciaban las opiniones de los demás. Por eso fueron incapaces de comprender los mensajes que les llegaban de la sociedad a cuenta de la guerra de Irak, o de la pésima gestión que hicieron del desastre del Prestige. Hay quienes creen que Zapatero ganó las elecciones al PP a raíz de los atentados del 11M. Pero en mi opinión si Zapatero derrotó al PP fue, entre otras cosas, porque frente a la arrogancia y la soberbia convenció a los españoles de que él tenía “otro talante”, y que si se convertía en presidente escucharía a todos, incluidos sus adversarios. Luego no lo hizo; incumplió como en tantos otros compromisos, pero sin duda la venta del “talante” lo ayudó a ganar las elecciones. Dirán ustedes a qué viene esta reflexión y la explicación es la siguiente: muchos ministros del Gobierno de Mariano Rajoy están haciendo gala de una arrogancia y de una intolerancia que pone los pelos de punta. Y, además, por si fuera poco, algunos se permiten el lujo de hablar a los ciudadanos con un tono que parece que están regañando y, claro, ya somos mayorcitos. Por ejemplo, el ministro Ruiz-Gallardón ha logrado algo insólito que es poner de acuerdo a todas las asociaciones de jueces, fiscales, abogados, secretarios judiciales, etc. Todos están en contra de sus reformas, pero el ministro ha decidido que la razón lo asiste solo a él y que no va a mover ni una coma de su proyecto de reforma de la Justicia. Es más, el ministro no juega limpio cuando intenta convencer a la opinión pública de que los jueces están enfadados con él porque les va a quitar la paga extraordinaria como al resto de los funcionarios. El ministro sabe que esa no es la razón de que todos los sectores de la Justicia estén en pie de guerra, que la verdadera razón es que su reforma de la Justicia es cuanto menos controvertida y debería de ser “negociada”. Gallardón es muy listo, pero esta vez, me parece a mí, que se está pasando de listo. Por lo pronto va a tener que lidiar con un informe del Consejo General del Poder Judicial, cuya ponente ha sido Margarita Robles, en que se aprecian elementos de inconstitucionalidad en la reforma del ministro. Otro ejemplo es el del ministro Montoro. El titular de Hacienda, que hasta ahora parecía tener mano izquierda para capear los temporales, se ha descolgado con una amenaza a los medios de comunicación que lo critican: les reprocha que a lo mejor no están a bien con Hacienda y que lo que tienen que hacer es pagar y dejarse de críticas. Y después de decir lo que ha dicho se ha quedado tan tranquilo. Naturalmente que las empresas periodísticas, como el resto de las empresas, tienen que cumplir con Hacienda. ¡Faltaría más!, pero esa amenaza velada contra quienes le critican no es de recibo en una sociedad libre y democrática.