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La soledad, el punto de partida hacia la exclusión

Albergue municipal de Santa Cruz de Tenerife
Albergue municipal de Santa Cruz de Tenerife. | DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Manuel Segura, licenciado en Teología, educador y especialista en personas en exclusión social, comenta a DIARIO DE AVISOS que “la falta de afectos es el principal motivo que aboca a las personas hacia la marginalidad, la delincuencia e, incluso, al suicidio”. El albergue municipal y las calles de Santa Cruz están llenas de personas solitarias que, por voluntad propia o por circunstancias de la vida, han perdido la red social necesaria para idear un proyecto de vida con ilusión y motivación. Otras realidades, como el aumento del paro (el 33% en Canarias), enfermedades mentales, o la falta de recursos pueden ser la causa de la marginalidad o su consecuencia, pero la actitud para afrontar cada situación está muy condicionada por el apoyo y ayuda de los seres queridos.

En esto está de acuerdo también uno de los trabajadores del Centro Municipal de Acogida de la capital tinerfeña, quien por su experiencia en el propio centro y en la calle con los sin hogar, comenta que en la mayoría de los casos “basta con poner un poco de preocupación y cariño hacia las personas a las que se pretende ayudar, porque no tienen motivaciones que les impulsen a salir adelante”. Una de las justificaciones más comunes de quienes sufren la exclusión social es que ya sea por peleas, por no molestar, por discusiones familiares o por desamor, no tienen a nadie a quién acudir, ni un lugar a dónde ir. “Como salgas del circuito social, ya es muy difícil regresar”, comenta el educador.

La crisis económica ha provocado que, en Santa Cruz, desde 2009 haya aumentado el 50% el número de personas necesitadas de recursos públicos para subsistir, según el concejal José Ángel Martín. También el perfil de estas personas ha cambiado. Familias de clase media e, incluso, alta se han visto abocadas a la marginalidad durante estos últimos años y los recursos públicos para atender todas estas necesidades son insuficientes. Este perfil corresponde ahora a personas con formación que han perdido su empleo y, por lo tanto, su medio de vida. En 2012 son 4.000 más las que han solicitado alguna ayuda al IMAS, respecto a 2011, año en que esta cifra superó las 26.000. Así lo indicó la concejala de Servicios Sociales, Alicia Álvarez, durante las I Jornadas Técnicas de Atención a las Personas Sin Hogar, celebradas esta semana en el Centro Municipal de Acogida de Santa Cruz.

Optimizar recursos y obtener una visión global del problema de las personas sin hogar era el objetivo de este encuentro de profesionales, entidades y usuarios, en el que se concluyó en la necesidad de coordinar las actuaciones de cada una de las entidades que trabajan en el ámbito de los Servicios Sociales. El edil José Ángel Martín destacó que hay que “visualizar al colectivo de los sin hogar que hasta ahora ha pasado desapercibido para el conjunto de la sociedad”. Hasta hace unos años el trabajo de los Servicios sociales y las ONG se centraba casi exclusivamente en la inmigración. Hoy son otros perfiles los que demandan ayudas, por lo que es necesario un cambio de estrategia.

Gregorio Adamec
Gregorio Adamec. | DA

[apunte]Gregorio Adamec : Es polaco y, según dice, economista. Habla inglés a la perfección. Lleva ocho meses en la Isla, desde que, tras terminar sus estudios, abandonó su país por falta de empleo. Aquí tampoco ha tenido mucha suerte hasta ahora. Está pendiente de su traslado a otro centro, en Granadilla, en donde espera encontrar algún trabajo.[/apunte]

Alí y María Mercedes
Alí y María Mercedes. | DA

[apunte]Alí y María Mercedes: Son una pareja que llegó a la Isla hace un mes desde Jaén “en busca de una nueva vida”. Ella sufre una discapacidad por la que está esperando ayuda económica. Su compañero es argelino, con conocimiento de idiomas y muy diversa experiencia laboral. Se albergan en el centro municipal hasta que encuentren un lugar fuera.[/apunte]

María del Rosario Benítez
María del Rosario Benítez. | DA

[apunte]María del Rosario Benítez: “Tengo hijos pero tienen su vida y no quiero ser una molestia para ellos. Soy yo la que no quiere su ayuda”, afirma esta mujer de 55 años que lleva dos yendo y viniendo al centro de acogida municipal. Asegura que ahí está protegida y atendida correctamente. “Como bien, tengo mi cama y la atención sanitaria que necesito”.[/apunte]