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Solidaridad sin fronteras> Por Ricardo Melchior Navarro*

El trabajo altruista, callado y eficiente en pro de quienes más lo necesitan es una de las virtudes más destacadas del ser humano. Se trata de un gesto digno de admiración, por cuanto tiene que ver con la asunción como propias de reclamaciones de personas que se hallan en una situación de necesidad, dedicándoles el máximo esfuerzo. Por fortuna, son miles los tinerfeños que se distinguen en actividades de este tipo y que cooperan, de manera habitual, para conseguir que nuestra sociedad sea cada vez mejor, de manera especial en estos tiempos difíciles, como consecuencia de una coyuntura económica muy adversa.

Con el fin de promover la solidaridad y el voluntariado, el Cabildo Insular instituyó hace dieciséis años la convocatoria de los Premios Tenerife Solidario. De esta manera, deseamos poner en valor la importancia de estos gestos definitorios dentro de nuestra sociedad, a través del reconocimiento público y la difusión de proyectos emprendidos por las entidades de voluntariado de la Isla, igual que hacemos con la trayectoria de personas voluntarias y de entidades públicas y privadas que se han significado en esa línea.

Esta semana hemos tenido ocasión de proceder a la entrega de tales condecoraciones, en el transcurso de un acto que siempre resulta emotivo, principalmente por el trasfondo que encierra, celebrado en el Salón Noble del Palacio Insular. Expresamos allí nuestra emoción al ver reunida, en un mismo escenario, tanta generosidad, tanta gente dispuesta a trabajar por los demás sin recibir nada a cambio. Y por eso quisimos dejar claro que una sociedad no se mide por la renta que tiene sino por el nivel de voluntarios y de personas que están dispuestas a ayudar a los demás.

La solidaridad no tiene fronteras, es universal y por eso todos debemos contribuir, desde nuestros respectivos puestos, para hacer una sociedad más justa. Un buen ejemplo de ello es la Asociación San Juan, entidad galardonada con una mención honorífica por la trayectoria trazada desde su creación, en 1994, íntimamente pegada a personas necesitadas de cuidados especiales, discapacitados psíquicos, físicos y sensoriales. Para ello han seguido la metodología propia de la pedagogía curativa, la terapia social y la pedagogía Waldorf, con la realización de una labor verdaderamente extraordinaria.

Sucede igual con la actividad emprendida por ciudadanos como los distinguidos en esta misma convocatoria, reconocida con la concesión de menciones honoríficas por su conducta solidaria. Nos referimos a Julián Antonio González Hernández, por su gran labor en la Asociación para la Diabetes de Tenerife; a Rosario Pino Capote, por su trabajo en el mundo de la solidaridad y el voluntariado isleño, durante su etapa profesional, su dedicación y colaboración con las entidades y, en la actualidad, como miembro del Patronato de la Fundación Ataretaco; a Ramiro Becerra García, por su participación en este mismo campo, principalmente en Cáritas Diocesana de Tenerife, y su compromiso con la Plataforma de ONG´S de Voluntariado de la Isla, de la que fue miembro, y a Horacio Díaz Santa Cruz, director de la Casa de Acogida de los Hermanos de Belén y representante legal de la Orden de Belén en Tenerife.

De la misma manera, con los Premios Tenerife Solidario también se reconoce la aportación efectuada a la sociedad, y en particular a las personas que más lo necesitan, por parte de entidades públicas y privadas en este mismo ámbito. Han sido los casos del Colegio La Pureza de María de la capital tinerfeña, por el desarrollo de actividades solidarias con su proyecto “Marcamos la Diferencia”; la Delegación Provincial de la Tesorería de la Seguridad Social, por su programa de Voluntariado Corporativo, que ha favorecido la participación de sus trabajadores en Cruz Roja, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables, junto a su aportación para la realización de campañas de recogidas de alimentos o material escolar, entre otras, y la Obra Social La Caixa, por su aportación al mundo del voluntariado y la solidaridad.

A esas tres entidades hay que sumar también dos medios de comunicación, Mírame Televisión y la Cadena SER, con una labor igualmente encomiable, a través del desarrollo de acciones solidarias como sus Telemaratones o la realización de espacios como “Ser Solidarios”, respectivamente. Pero hay una singularidad, común en ambos casos, que distingue estas últimas acciones, como es el valor difusor que pueden aportar como medios de comunicación y que enlaza plenamente con el espíritu de estos premios. Porque se trata de promover la solidaridad y el voluntariado, dar conocimiento a la ciudadanía de modelos ejemplares que encarnan personas y entidades, para lograr una sociedad más justa y equitativa.