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Taburiente – Por Luis Ortega

Cuarenta son muchos años para un pueblo joven, y con los pecados propios de la edad que, tan pronto se ensimisma con acciones de cartón piedra y vestuario amañado, como se olvida de hitos que marcaron su trayectoria social y cultural y dejaron huellas imborrables en la memoria sensible. Ese es el caso de Taburiente, que marcó un antes y un después en la música popular canaria y que, en su plenitud, cosechó -contra viento y marea, prejuicios e intereses inmediatos- un éxito extraordinario y el favor de un público fiel que sigue su trayectoria desde entonces. Crecimos, maduramos y envejecemos con Luis, Miguel y Manolo, fundadores de este grupo, que, contra el hábito general, salieron con sus propios temas y que, inspirados en las fuentes de nuestro folclore, cuajaron temas capitales con variaciones melódicas y armonizaciones inéditas hasta entonces. Además de su compromiso ideológico y del simbolismo de su aparición y consolidación en el último año de la dictadura y en la animada y tensa transición hacia la democracia, el trío aportó una originalidad sin cuestión y una calidad musical fundada en Luis Morera (entre las mejores voces canarias de siempre), el talento y la intuición de Manolo Pérez (definidor del estilo musical) y de la seguridad de Miguel Pérez, factor imprescindible en la cohesión artística y personal del conjunto.

En las dos últimas décadas, José Eduardo Martín (miembro de una saga de largo protagonismo en la música palmera) suplió la baja de Manolo, reincorporado ahora para un afortunado rescate de dos discos emblemáticos (Nuevo cauce y Ach-Guañac), incluidos en un álbum con la historia del grupo y el cancionero que, en tiempos de sequía intelectual y social y miseria económica, supone una llamada a la esperanza, la rotunda afirmación de que hay espacio y urgencia para defender los sentimientos y las señas de identidad del territorio y de su gente. Enriquecidos por cuatro décadas de trabajo y lucha, mejorados por los avances técnicos y por la calidad de los músicos que participaron en la grabación, esta entrega es un precioso regalo que permite a quienes los conocimos en los albores recuperar la frescura del recuerdo y a las nuevas generaciones descubrir la valentía y coherencia de estos artistas y, sobre todo, una voluntad de estilo que los hizo reconocibles entonces y ahora, y una calidad que ha permitido su aplaudida permanencia desde 1974. Casi nada.