EL ALMENDRERO DE NICOLÁS>

Videoclips> Por Paco Déniz

No puede ser que a eso de las 6.45 de la mañana mientras te tomas un cortadito natural en el bareto de la esquina te acosen unos videoclips músico-sexuales y narcotraficantes en la frontera de la prostitución. No puede ser, señores, que recién salido de la ducha, con una mano en el bolsillo y la otra en el vaso, quede uno prendado de la tele mirando pibas y expresidiarios de cerebro tatuado que, en un playón o en una barriada nocturna donde no es deseable que se te estropee el coche, te miren lascivas y desafiantes, ¡a las 6.45! ¡Un poquito de por favor!

Pues sí, allí, en la barra, todas las cabezas giradas hacia el mismo lado, como un partido de tenis congelado, allí miramos con estupor el despliegue de erotismo y matadura escudándose en la música para vender un mundo de violencia machista, venta de carne y cocaína al por mayor como estilo de no se sabe qué tipo de vida. Debe ser la Universidad de la calle. La música ni se oye, ni se sabe de qué va, es lo de menos, y a nadie le importa; la letra, mejor que no te la traduzcan, pero así es la cosa. Si quieres vender un disco, no hace falta que cantes bien, solo que algún colgado te grabe un videoclip narco-sexual y pal carajo. Lo único importante es atraer al espectador con el clásico reclamo, pero a lo mogollón: un camión lleno de hembras rebosantes que manosean al macho rebosado y tuneado que resulta ser el cantante y dueño de la manada, y que gesticula en cuclillas con gafas de sol para que su madre no lo reconozca.

A las 6.45 de la mañana, con un aguacero en San Benito emulando tanto a Escocia del norte que, a algunos vecinos se nos está poniendo cara de Braveheart. Parroquianos anonadados y cabizaltos observando brincos sexuales en espera de la dirección y precios del prostíbulo. Pero para entonces la gente ya se ha ido, unos a la cola del paro, otros a hacer cáncamos y los más afortunados a trabajar. Y es que no hay respeto. Por la música, ya no hay ningún respeto. ¡Chacho! caliéntame el cortadito que se me enfrió.