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Apuesta de futuro – Por Rafael Díaz Martínez

La función fundamental de la Audiencia de Cuentas de Canarias, conforme dispone su Ley de creación, es la de fiscalizar la gestión económica, financiera y contable del sector público de la Comunidad Autónoma de Canarias, función esta que en la actualidad, cobra un mayor protagonismo, sobre todo si tenemos en cuenta la situación económico-financiera por la que está atravesando el conjunto del estado español.

Tradicionalmente, la actuación fiscalizadora realizada por este órgano de control externo se ha centrado básicamente en verificar que los actos, operaciones y procedimientos de gestión de los sujetos sometidos a fiscalización se han desarrollado de conformidad con la normativa que les era de aplicación, así como en obtener una seguridad razonable acerca de si las cuentas anuales y demás estados financieros de la entidad fiscalizada expresaban la imagen fiel de la gestión y su adecuada realidad patrimonial, de acuerdo con los principios y criterios contables generalmente aceptados. Sin embargo, la aparición de las tecnologías de la información y la comunicación, las crecientes demandas de la sociedad respecto a la realización de auditorías más útiles y oportunas en el tiempo y la nueva realidad económica hacen necesario que la Institución apueste decididamente por su modernización, mejorando las técnicas y herramientas de trabajo y los controles calidad, impulsando el establecimiento de las medidas adecuadas para evaluar la eficacia y la eficiencia de los caudales públicos y tratando de crear una cultura de control que cale, no solo en los gestores públicos, sino también en los ciudadanos, que al fin y al cabo son los interesados últimos de los informes de fiscalización. De esta forma, para conseguir una Institución más moderna y alcanzar los objetivos marcados, se hace preciso establecer las líneas de acción en las que se sustentarán los mismos. Una de ellas es la dinamización de la actividad del órgano de control externo canario. En este sentido, es necesario destacar que se deben redoblar esfuerzos para que tanto la propia Audiencia de Cuentas, a la hora de emitir sus informes de fiscalización, como las entidades sujetas a fiscalización en el momento de rendir sus cuentas o remitir la pertinente documentación, cumplan los plazos establecidos en la normativa vigente. Del mismo modo, se debe tratar de simplificar las actuaciones, evitando en lo posible duplicar las acciones a realizar para la rendición de cuentas a diferentes órganos de control.

Por otro lado, se estima necesario dar un paso más en la realización de las auditorías de eficacia, eficiencia y economía. Así, sin abandonar la realización de la tradicional auditoría de regularidad, la Audiencia de Cuentas de Canarias debe orientar su actividad hacia la evaluación de la gestión de los servicios que ofrecen las administraciones para medir el grado de cumplimiento de los servicios prestados para satisfacer las necesidades de la ciudadanía y aportar una información útil a los responsables políticos para la mejora de sus funciones. Otra importante línea de actuación está directamente relacionada con la gestión de personal, al considerarse que éste es el activo más importante de este órgano de control externo, y por lo tanto debe potenciarse tanto la motivación como la formación de los empleados. Así, mientras la motivación se centrará fundamentalmente en la creación de un ambiente de trabajo adecuado, en la valoración pública positiva de la labor realizada por el empleado, las acciones formativas se dirigirán a mejorar los conocimientos del personal al servicio de la Institución sobre el uso de herramientas y técnicas de auditoría asistidas por ordenador, a incrementar sus capacidades respecto a la metodología y técnicas a emplear para la realización de auditorías de gestión o a mejorar los conocimientos en temas tan importantes como la consolidación de estados contables, contratación administrativa o urbanismo. La Audiencia de Cuentas, en el proceso de modernización iniciado, ha de tender a conseguir que la función de control que realiza sea percibida por las instituciones con las que se relaciona como instrumento que ha de servir para mejorar la calidad y eficiencia de los servicios que prestan las administraciones, sin perjuicio de su correcta realización jurídica y contable. Se trata de apostar por el futuro en la función de control y contribuir a la mejora en la prestación de los servicios, para hacer ver que el control no debe ser entendido como un fin en sí mismo, sino como un medio de apoyo a la gestión más transparente y eficaz.

*PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA DE CUENTAS DE CANARIAS