EL ALMENDRERO DE NICOLÁS > Paco Déniz

Carbón – Por Paco Déniz

Este es un buen año para dejar carbón, pero nada de carbón dulce o de ese para los asaderos, no señor, estoy hablando de carbón con algo de radiactividad. Nada de simbolismos, actos malignos de verdad. Porque hay gente muy mala, malísima. Hay muchos fantoches que han firmado y mandado al paro a cientos de miles de personas a las que se les ha destrozado la vida de su familia. Muchas políticas bancarias que han provocado el suicidio de personas tranquilas y provocado la depresión de cientos de miles de personas hasta el punto de que en el hospital han dado la orden explícita de que no se informe de la cantidad de personas que, o bien ingresan, o bien van a consulta psiquiátrica por intento de suicidio. Dicen que de lo contrario se crearía alarma social, como si ya no estuvieran encendidas todas las sirenas. Porque no son luces navideñas lo que se han encendido en las calles, sino alarmas por cada ciudadano caído en desgracia.

Por eso, insisto, es el momento de dejar carbón en las casas de los jefes provinciales del PP, y en la casa de quienes diciendo que son oposición actúan como delegados provinciales sin discurso, sin política, sólo preocupados por los liderazgos. Pero sobre todo, hay que dejarle carbón radioactivo al presidente de la CEOE de Tenerife y déspotas similares que sigue sin poder apretarse el cinto y diciendo que hay que despedir a 5000 empleados públicos. No se pueden ir de rositas. No pueden mandarnos a todos al caos, a la miseria, a la desilusión y andar por la calle tranquilamente como si fueran personas respetables, o creérselo siquiera. Por eso, el carbón sería una buena metáfora de nuestro desprecio, pero carbón con algún componente radioactivo, insisto. A lo mejor altera el transcurrir de sus neuronas. El único problema es buscar al importador subvencionado (REA) de este mineral y negociar una partida buena de Ucrania, EE.UU. o de Chernóbil, algún sitio peligroso de esos que salen en la tele.