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Cáritas, a la calle – Por Domingo J. Jorge

   

No sé si a la calle, pero en la rueda de prensa del pasado jueves, ofrecida por el subdirector de Cáritas, José María Rivero, y el obispo de la Diócesis, Bernardo Álvarez, quedó claro que muchos servicios sociales de esta institución eclesiástica quedarán mermados y otros han desaparecido o van a desaparecer. La razón, muy sencilla. Cáritas se sustenta con las miles aportaciones particulares. Sin embargo el gran grueso para la cobertura del coste de sus acciones ha venido de los erarios públicos. Y esos ahora no han sido reducidos, sino sacrificados. En 2010, el Gobierno de Canarias le concedió 1.002.144,16 euros. Hoy, en 2013, 269.284,01. Por lo tanto, abocados al cierre de casas para mujeres y niños, unas 50 madres y unos 25 pequeños, se verán dentro de unos días en la calle. Personas en situación de gran vulnerabilidad. El obispo decía que “hemos de tener los oídos, ojos y boca, bien abiertos, porque Cristo dice que lo que hagáis a otros, me lo hacéis a mí”. Quizás, deberíamos reflexionar y pensar qué vamos a hacer ahora. Dejarlos en la calle, mirar para otro lado, o buscarles un lugar.