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CD TENERIFE-CD COURENSE > 1-0

Guillem empuja al Tenerife

   

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Lucha entre Suso y el meta del Ourense en la línea de gol. | SERGIO MÉNDEZ

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Otra vez Guillem. Le bastó un minuto al delantero para solucionar el complicado embrollo en el que se había metido su equipo. Sustituyó a Chechu Flores en el minuto 79 y uno después el Tenerife ya iba por delante en el marcador. El balear se está convirtiendo en un auténtico salvavidas al que se aferra Álvaro Cervera, y todo el tinerfeñismo, cuando las cosas se ponen muy feas. Pero todo el mérito del triunfo de ayer, el cuarto consecutivo sumado en el Heliodoro, no se le puede otorgar a Martí. El joven canterano Ayoze Pérez revolucionó el partido con su descaro, velocidad y trabajo. Los dos fueron los protagonistas de otra sufrida victoria que le permite a los blanquiazules mantener la distancia con su más inmediato perseguidor, el Real Oviedo.

Antes del inicio había dudas acerca de si el estado físico de Guillem era el óptimo para entrar en la convocatoria. El día anterior había acabado el entrenamiento con molestias y se especulaba con que pudiera tener una costilla rota. Por eso probó pasadas las diez de la mañana y después saltó con el resto de titulares para completar el calentamiento de rigor. No estaba al cien por cien, pero Martí es imprescindible. Pero por si acaso fallaba, Cervera se guardó un as en la manga: Ayoze. Con él ya había contado en Alcalá, pero el delantero del filial aún no sabía lo que era pisar el verde del estadio en un partido con el primer equipo.

El primer acto resultó ser un verdadero suplicio para los 8.035 aficionados que estaban en las gradas. Seguro que también para los que estaban en los banquillos.

Aunque de entrada pareció, solo pareció, que los locales iban a ponerse muy pronto por delante en el marcador. En tres acciones casi consecutivas, el podería físico de los dos centrales, Bruno y Tarantino, lograron rematar sendos balones laterales. En una de esas acciones, Suso estuvo a punto de anotar. Pato, el portero visitante, estuvo realmente atinado en las tres.

Esta serie de ataques solo fueron un espejismo, pues poco a poco el Ourense logró apoderarse del balón. Incluso se acercó a la meta de Aragoneses. Quintairos probó al meta con un derechazo lejano que detuvo sin demasiados apuros el cancerbero del Heliodoro.

El Ourense se fue creciendo, encontrando más cómodo en el campo. El Tenerife todo lo contrario. La gente lo notó y se fue desesperando cada vez más. Hubo concierto de silbidos, abucheos y demás reprobaciones. Incomprensible cuando el equipo va líder.

Lo mejor que podía pasar con ese ambiente enrarecido era que se llegase al descanso, con el fin de colocar las ideas en su sitio para procurar en la segunda mitad meterle mano a un equipo que había hecho de la presión su mejor arma.

Cervera sabía lo que tenía que hacer. Por eso puso a calentar durante el descanso a Fran Ochoa. Le dio cabida en el equipo nada más reanudarse el partido. Minuto 47. Un oscuro Medina era el sacrificado, pero la justificación eran las molestias físicas que padecía el pivote.

Parecía que el preparador ecuatoguineano había aclarado las ideas de sus pupilos, que saltaron al campo con la idea de ser más incisivos. Así lo intentaron Chechu, mediante una falta, y Moyano, con un fuerte disparo que se marchó por encima de la portería gallega.

Aún así, el gol no llegaba. El preparador del equipo tinerfeñista echó toda la carne en el asador. Metió a Ayoze. No se equivocó. La frescura del imberbe ariete impregnó al resto de sus compañeros, que se decidieron a acosar la meta ourensana.

Aunque en esos momentos todos los balones tenían como destinatario al canterano. En el minuto 71 tuvo el primero, pero la más clara fue cuando Cristo Martín le dejó un balón franco para convertirlo en el deseado premio. Quizás por querer asegurar demasiado, el esférico se le marchó por encima del larguero.

¡Pero cuidado!, el Ourense no estaba muerto aún. Lo demostró Iván González cuando un remate de cabeza suyo se estrelló en uno de los palos de la meta chicharrera. Aún así, la jugada estaba invalidada previamente por posición fuera de juego.

Entonces fue cuando se cansó el Tenerife. Ya había entrado Guillem. Él fue el que aprovechó la ocasión que partió de las botas de Cristo. El mediapunta disparó abajo y Pato, que solo pudo rechazar la pelota como pudo, propició que el más listo de la clase, aprovecharse que el esférico no tenía dueño para mandarlo al fondo de la portería gallega. A eso se le llama llegar y besar el santo.

Desde ese momento, el rival bajó los brazos y el Tenerife fue un ciclón que azotó la meta contraria. Ayoze, Ochoa y Cristo, uno detrás de otro, estuvieron a pu nto de aumentar la ventaja. También hubiese sido otra clara ocasión una falta que el árbitro tendría que haber pitado ya con el tiempo cumplido. Se plantaba solo ante Pato y un defensa lo cazó por detrás. No estaba dentro del área, por mucho que el balear acabase en la misma, pero sí que era una falta muy peligrosa que el trencilla, por no complicarse, decidió obviar, con el consentimiento de su asistente que también se ‘olvidó’ de señalar lo que sus ojos vieron claramente.

[apunte]

CD TENERIFE 1-0 CD OURENSE

En definitiva, otro triunfo más con el mismo sufrimiento de los últimos tiempos.

Encuentro de la vigesimosegunda jornada en el Grupo I de la Segunda B

CD Tenerife: Aragoneses; Moyano, Bruno, Tarantino, Jesús Álvaro; Medina (Fran Ochoa, min, 47), Íñigo Ros; Suso (Ayoze Pérez, min. 64), Cristo Martín, Chechu (Guillem, min. 79) y Aridane.

CD Ourense: Pato; Yosu, Claudio, Portela, Capi, Yebra, Álex Fernández, Borja Valle (Íker Hurtado, min. 78), Iván González, Adil (Pablo Pillado, min. 81) y Quintairos (Sanginés, min. 59).

Gol: 1-0: min. 80: Guillem Martí.

Árbitro: Jesús Arroyo Cortés, del comité andaluz. Asistido por Germán Pliego Díaz y Miguel Fernández Delgado. Amonestó a los locales Suso (min. 62) y Guillem Martí (min. 88); y a los visitantes Yebra (min. 69).

Incidencias: Partido disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante 8.035 espectadores. Nico y Raúl Llorente fueron los jugadores descartados por Álvaro Cervera.

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