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El hombre que amaba el periodismo – Por Francisco Muro de Iscar

Que su pasión, su compromiso, su entrega, su vida. Lo transmitía permanentemente. No dejó que nada ni nadie lo jubilaran y fue periodista todos los días de su vida desde un 28 de agosto de 1947, cuando con apenas 17 años cubrió la muerte de Manolete, hasta finales de 2012, cuando su corazón y sus pulmones le dieron el último aviso y tuvieron que llevarlo al hospital de La Paz. Se llamaba Enrique Meneses y es, lo será siempre, uno de los grandes del periodismo español, uno de los mejores, uno de los más íntegros, de los más honestos. Un simple, único y gran periodista. Recorrió todo el mundo, todas las guerras, todas las tragedias humanas, y sus reportajes y sus fotografías se publicaron en los mejores diarios y revistas del mundo, cuando los periodistas españoles aún se peleaban con la censura interna y no se atrevían a salir de casa. Desde la guerra del Canal de Suez o la revolución cubana en Sierra Maestra hasta Sarajevo, desde la marcha de la libertad de Martin Luther King hasta sus encuentros con Fidel, Abd el Krim, Faisal, Hussein, el Dalai Lama, Picasso, Dalí o Luis Miguel Dominguín… Sus A toda plana en TVE o Los aventureros en RNE, sus libros, sus reportajes y fotografías en Life o en Paris Match son sólo parte de la herencia que nos deja. Desde hace años vivía casi enclaustrado en su casa de la Ciudad de los Periodistas, amarrado a una bombona de oxígeno, maldito enfisema, pero más vivo que nunca, absolutamente al día. Internet le permitió seguir haciendo el mejor periodismo. El viejo reportero, que se saltó todos los obstáculos que le pusieron, se convirtió en un bloguero irónico, sabio, directo, feliz. A su casa llegaban muchos jóvenes a escucharlo, a conocerlo, a preguntarle. Acudió siempre que pudo a la universidad y a otros foros, en su silla de ruedas, a contar su experiencia, su pasión por el periodismo. Resumió su vida en un libro publicado en 2006 cuyo título resume su filosofía Hasta aquí hemos llegado. Pero no era verdad. Siguió llegando cada día. Nunca dejó de escribir…