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Más ingresos, menos déficit – Por Juan Manuel Bethencourt

   

Para bajar el déficit público de una maldita vez, es preciso reducir los gastos y adoptar una cultura sensata de responsabilidad fiscal. Eso sería algo parecido a la austeridad tan pregonada por el Gobierno del PP, aunque en su caso lo haga en beneficio exclusivo de la comunidad financiera, es decir, de los grandes derrochadores. Hay otro camino irrenunciable para equilibrar las finanzas públicas, y pasa por la generación de más ingresos, asunto ciertamente insoslayable si uno atiende a la estructura fiscal del Reino de España. Cuando se habla de esto siempre surge un temor atávico hecho discurso interesado: quieren subir los impuestos y castigar aún más al ciudadano común, ahora que las cosas andan tan mal. Bien, esto es justo lo que ha hecho el Ejecutivo de Mariano Rajoy, cargando sobre las clases medias y trabajadoras todo el esfuerzo del ajuste, vía subidas del IRPF y el IVA, eso sin contar otras facturas en forma de tasas universitarias, tarifas eléctricas y demás. Pero si uno observa la distribución de ingresos del Estado observará algunas cifras sorprendentes. Por ejemplo, la recaudación por el Impuesto sobre la Renta se mantiene estable a pesar de la crisis económica, y en cuanto a la fiscalidad sobre el consumo (IVA y, en el caso de las Islas, IGIC), pues sufre un leve decrecimiento como resultado de la contención en el gasto familiar. La gran brecha está en el Impuesto sobre Sociedades, que recaudó en España 41.675 millones de euros en el año 2007, último antes de la Gran Recesión. ¿Cuántos recaudó en 2011? El dato es escalofriante: 13.383 millones. Una pérdida semejante obviamente tiene un impacto directísimo sobre el déficit del Estado, y nos deja claro que el enfriamiento de la economía, la insistencia en desangrar al enfermo, es una pésima receta también a la hora de cuadrar los números. De modo que el crecimiento es, además de socialmente necesario, el camino más eficiente para cumplir con Europa. Nada de lo dicho supone una apuesta por el incremento tributario, y menos sobre las empresas que crean empleo en España. Pero sí es preciso atajar las deducciones fiscales y los ejercicios de contabilidad creativa que también están lastrando la recaudación por Impuesto de Sociedades. Además, porque estos regalos fiscales no benefician a las pymes de este país, sino a las grandes corporaciones, capaces de compensar bases imponibles para eludir el pago de sus beneficios reales. Eso, sin contar el recurso a los paraísos fiscales, un escándalo del que nadie parece tomar nota en la zona euro.

@JMBethencourt