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Perseverancia – Por Andrés Brito

Según el poeta italiano Arturo Graf, “la perseverancia es la virtud por la que el resto de virtudes da su fruto”. No existe “la bondad”, por ejemplo, sino personas que de forma sistemática llevan a cabo actos bondadosos.

Esto viene a colación de los propósitos que muchos se trazan en Año Nuevo, como hacer ejercicio, dejar de fumar, aprender inglés o pasar más tiempo con la familia. Sea cual sea esa buena intención acaso vaya desvaneciéndose según van pasando los días, y de la caterva de corredores que durante los primeros de enero salen por la mañana a hacer footing van quedando cada vez menos conforme llega febrero.

Perseverar no es más que el grado de potencia que tenga la motivación que te impulsa a alcanzar tu objetivo. “Motivación” es “motivo para la acción”, y si no ves claro los beneficios que persigues actuando o las consecuencias funestas que tu inacción te puede acarrear, difícilmente perseverarás en los pasos hacia la meta.

Piensa en algo que te gustaría conseguir. Ahora pregúntate, ¿qué pasará si lo consigues? ¿Y si no lo consigues? Escribe las posibles respuestas y repásalas cuando necesites una dosis extra de perseverancia.
Te invito también a que relativices una “caída”. Supón que estás a dieta pero que en la comida familiar del fin de semana deseas probar un poco de ese pastel que han preparado. No pasa nada: compénsalo al día siguiente con una buena ensalada a mediodía y con lonchas de pavo para cenar. Quizá la culpabilidad de no haber sido fiel al cien por cien a tu propósito te impulse a abandonar del todo el camino hacia tu meta, y eso sí que sería pernicioso.

Y recuerda: la única forma de ejercitar la perseverancia es, pues… ¡Perseverando!

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