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Quincalla – Por Alfonso González Jerez

El prólogo fue protagonizado por María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, que en una entrevista a primera hora de ayer aclaró que a) El señor Bárcenas no dispone de un coche del PP, sino de un vehículo, cuya tracción, animal o motorizada, no precisó; b) El señor Bárcenas no dispone de un despacho en la sede central del PP, sino de un, eeeeeh, un lugar donde guarda papeles y cajas; y c) En el caso de que hipotéticamente el señor Bárcenas hubiera repartido sobres con dinero negro entre los miembros de la dirección nacional del PP, algo que no consta en absoluto, en ese caso meramente hipotético, el PP no tendría nada que ver, porque el señor Bárcenas dejó de ser militante del PP hace varios años: una lógica digna de un frenopático en llamas. Después de la reunión con su sobrecogedora tropa, Mariano Rajoy anunció (a través de un comunicado, por supuesto) que tomará medidas draconianas para aclarar este asunto: se practicará una auditoría externa en las cuentas del PP, su lémur favorito, Cristóbal Montoro, acudirá al Congreso de los Diputados y presentará un gran pacto político contra la corrupción abierto al consenso de todos los partidos.

En un país civilizadamente democrático Rajoy no se hubiera atrevido a presentar esta mohosa quincalla como respuesta política a lo que día a día se dibuja como el mayor escándalo de corrupción política en España desde los años setenta. En primer lugar este presidente esquinado y temblón debe dirigirse al país personalmente y empeñar su crédito personal y político (el que puede quedarle) en una explicación convincente, anunciando que se asumirán las responsabilidades políticas que correspondan, o largarse de inmediato. Nada de auditorías externas por las cuales una organización paga a una empresa especializada para obtener un amistoso diagnóstico ad hoc, sino ponerse a disposición de una comisión especial del Tribunal de Cuentas. Una llamada directa y explícita a Luis Bárcenas, exigiendo que refute lo publicado en los últimos días, y si no es así, procediendo a interponer una querella contra el extesorero y exsenador del PP. Y por último el anuncio de enviar a las Cortes una ley de financiación de partidos políticos y de endurecer la gaseosa ley de Transparencia Informativa que actualmente se tramita en el Congreso de los Diputados…

Esa y no otra debería ser la actitud activa de Rajoy y su equipo. Por supuesto, si lo publicado fuera falso. Porque si no es así Rajoy y su equipo son simplemente prisioneros de Luis Bárcenas, que con la privilegiada información de la red de corrupción que gestionaba como un hampón de Gucci es capaz de dinamitar un Gobierno.