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Riesgo de derrumbe en la antigua Celgán, donde viven 18 personas

   

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El desplome obliga a que los habitantes del inmueble en ruinas extremen las precauciones al pasar por el patio interior, que ellos mismos van a vallar para evitar más riesgos. | F. PALLERO

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

Lo que no esperaban las 18 personas que actualmente viven en la que fuera la antigua fábrica de yogures Celgán es que el suelo del que ahora es su hogar cediera bajo sus pies. La noche del pasado lunes, parte de un patio interior se derrumbó provocando un gran socavón que pudo causar una tragedia, al encontrarse en ese momentos varios de los ocupantes de la fábrica sobre él. Desde entonces, la prioridad es acondicionar una de las estancias vacías de la instalación para trasladar a una de las personas que viven en el entorno de ese patio interior y cuya vivienda se ha visto afectada por las grietas. “Lo primero es sacar a Ventura de ahí”, explica Sergio Chávez, una de las 18 personas que vive junto a su mujer en la fábrica. “Una vez que lo reubiquemos en otra habitación bloquearemos el acceso a este patio y señalizaremos un paso seguro de un lado a otro”, añade. Para ello, esta suerte de comunidad de vecinos, pide algo de ayuda, sobre todo para acondicionar la habitación de Ventura: “Necesitamos unos bidones de pintura y algunas tablas y clavos para señalizar y bloquear todo y evitar así que nadie corra riesgos”.

Como explica Chávez, “nosotros mismos lo hacemos; solo necesitamos materiales. Ya hemos reformado una de las habitaciones que hace unas semanas sufrió un incendio y es para la que necesitamos la pintura”. La colaboración entre las 18 personas es notoria. Se preocupan unos por otros y mantienen su entorno lo más seguro y limpio posible, y como ellos mismos reconocen, “sin perder la sonrisa”.

No han querido informar al Ayuntamiento de la situación porque temen ser desalojados: “Esto es una propiedad privada y el Ayuntamiento no puede entrar. En todo caso se lo tendría que exigir al propietario y este nos puede echar y si estamos aquí es porque no tenemos otro sitio a donde ir”, explican. Esta versión es confirmada desde el área de Asuntos Sociales, que reconoce que el Consistorio no puede hacer nada porque no es una propiedad municipal y solo pueden, a través de Urbanismo, localizar al propietario para que repare los desperfectos. La mayoría de las ocupantes de la fábrica se han visto abocados a una situación de la que “todos queremos salir. ¿De verdad se cree alguien que si nosotros tuviéramos algún ingreso íbamos a estar aquí en estas condiciones?”, asevera Chávez.

Meses e incluso años es el tiempo que muchos de ellos llevan viviendo en un lugar al que los ha llevado primero el desempleo y después la falta de ingresos, un espacio que se han preocupado de acondicionar, algo para lo que sólo piden un poco de ayuda.

“Necesitamos motores para la luz porque con las velas ya hemos tenido varios incendios”, señalan. Precisamente la Plataforma por la Dignidad de las Personas iniciaba ayer una campaña para recaudar fondos y poder dotar a estas personas con varios motores para que tengan luz eléctrica en sus estancias.

EN BUSCA DE APOYOS
La otra petición es el agua potable: “Hemos pedido al Ayuntamiento que nos envíe una cuba y nosotros nos encargamos de meter el agua dentro de la propiedad si ellos no pueden entrar, pero nos han contestado que no”. Junto a Sergio Chávez, David Hernández, Diego Luma, Manuela Milagros Santana o Tomás Hernández, se muestran muy críticos con las soluciones que les ha dado el Ayuntamiento: “Nos ofrecen un alquiler social, 1.800 euros, que sólo nos daría para seis meses, pero aún así muchos de nosotros hemos aceptado esa propuesta”, explica Sergio Chávez.

“Sin embargo, añade Tomás: “El problema es que se está tardando casi dos años en tramitar este tipo de ayudas y, mientras tanto, ¿qué hacemos?”.