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Sentencia escandalosa – Por Fermín Bocos

   

Digámoslo pronto: el desenlace judicial del caso Pallerols puede que se ajuste a derecho (sentencia de conformidad, reconocimiento del delito, devolución del dinero ilícitamente conseguido), pero es una vergüenza. Y una prueba escandalosa de la doble vara de medir con la que en ocasiones la justicia española trata a determinados mangantes que asiste la condición de políticos. 16 años ha durado la instrucción. Tiempo suficiente como para que el personal se haya ido olvidando de una trama de financiación ilegal que beneficiaba a Unió Democrática de Cataluña, el partido que encabeza el diputado Josep Antoni Duran i Lleida. Duran era uno de los llamados a declarar en el juicio en caso de no haber llegado a la ya conocida solución de compromiso que a él le evita el estigma de aparecer sentado como testigo en el banquillo y a los encausados ir a la cárcel sabido que la Fiscalía solicitaba 10 años de prisión por los diferentes delitos que se les imputaba y de los que, finalmente, se han declarado culpables a cambio de una sentencia benigna. Visto que la Fiscalía es un órgano jerárquico y vista la desigualdad de trato respecto de otros casos en los que los implicados son ciudadanos corrientes, es lógico que nada más conocerse el desenlace se haya corrido la voz de que para entender el porqué de semejante trato de favor haya que acudir a los dominios de la política y tomar nota de lo que está sucediendo en Cataluña a raíz de la deriva independentista tomada por el gobierno de la Generalitat, cuyo presidente, Artur Mas, preside la coalición (CiU) en la que Duran i Lleida lidera la parte que corresponde a Unió. Aunque desmentido en parte por recientes actuaciones suyas, lo cierto es que a Duran no se le incluye entre los partidarios de la independencia y sobre esa creencia parece que se viene edificando en La Moncloa el puente que quiere sustituir al dinamitado por Artur Mas.