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Los vecinos toman la iniciativa

   

Vecinos Chimiche

Vecinos y colaboradores del proyecto: Silvestre, Cándido, José Luis, José Juan, Soledad y Natalia; en la zona de Los Sitios. / DA

VICENTE PÉREZ | Granadilla de Abona

El tiempo puede parecer dormido en las medianías del Sur de Tenerife, pero hay vecinos que lo están despertando. En Granadilla, los habitantes de Chimiche, Las Rosas y Las Vegas -800 personas- han tomado la iniciativa para recuperar su patrimonio rural, mejorar su calidad de vida, crear empleo, y, de paso, atraer visitantes a la zona. Ahora están dando los últimos retoques a un proyecto que, de la mano de la Asociación de Vecinos Vechisur, presentarán a la convocatoria de la obra social de entidades financieras así como a empresas privadas de la comarca para lograr el dinero con que hacerlo realidad.

“Queremos adornar las entradas al barrio; arreglar fachadas, pintar murales…, y nuestra actuación estrella: peatonalizar más de un kilómetro de la calle en Los Sitios para que sea lugar de encuentro de todos”, afirma, voluntarioso e ilusionado, el presidente de Vechisur, José Luis Torres. Con él y otros lugareños este diario conoció in situ esta iniciativa enteramente ciudadana que entusiasma a los más de 400 miembros de la asociación, y que fue aclamada en una asamblea vecinal.

El tramo que pretenden peatonalizar está en un entorno privilegiado, desde donde se ve la alta cumbre de pinares y Teide, las medianías con su agricultura de paredes y suelo de jable; y la costa industrial y playera.

“Estos son unos núcleos que han conservado el entorno, poco urbanizado, y la gente mantiene un espíritu de comunidad, y eso se nota en su movimiento vecinal”, explica Natalia Alberto, joven estudiante de Geografía que colabora en la definición de este proyecto. A su juicio, “en otros lugares se esperaría a que el Ayuntamiento haga todo, pero aquí son los propios vecinos los que se mueven para mejorar su calidad de vida”.

Aunque la mayoría trabaja en la hostelería del Sur, la agricultura no ha desaparecido, ahora de autoconsumo y algo para el mercado interior, después de que se abandonaran el cultivo del tomate de exportación, que llegó a tener dos empaquetados en la zona, y, de hecho, allí nació la cooperativa agrícola Cocarmen, según comenta María Soledad Díaz, otra de las vecinas comprometidas en este proyecto.

La inquietud de estos granadilleros por recuperar su patrimonio rural arranca desde hace años. De la mano de Vechisur ya se han organizado rutas nocturnas teatrales (existe un grupo de teatro costumbrista, Thynisara) y se ha rehabilitado parte de la red de senderos, como la que pasa por el histórico caserío de Las Vegas, que ha despertado el interés de muchos turistas amantes de la naturaleza.

Allí vive Cándido Pérez, cuyas manos han recuperado caminos tradicionales y antiguos hornos comunales para hacer tejas y pasar los higos porretos. Este educador ambiental nació en una cueva de este caserío, del que, con orgullo, recuerda que fue “el primer asentamiento castellano del Sur, habitado anteriormente por los guanches, por lo que tiene mucha historia”. La población en toda la zona supera los 60 años de media, pero sus habitantes aspiran a una ansiada renovación generacional con ideas como las que promueven.

Para esta iniciativa, los vecinos cuentan con la ayuda de José Juan Cano, geógrafo, profesor de la UNED y asesor sobre patrimonio histórico y turismo. “Este es un proyecto de patrimonio en comunidad, para un desarrollo rural en el que los propios vecinos han hecho un diagnóstico territorial y detectado las actuaciones necesarias para hacer más atractivo su pueblo, fomentando el arraigo en la zona y creando empleo”, explica este experto.

En el recorrido, nos acompaña, constante, el alisio. Pero otro viento está presente. Un viento de cambio, el que mueve las aspas de los pueblos.

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Patrimonio en comunidad. La iniciativa está promovida por los propios vecinos de tres barrios, a través de la Asociación Vechisur.

Tres núcleos rurales. La zona que se beneficiaría del proyecto la forman Las Vegas, Chimiche y Las Rosas, unos 800 vecinos en total.

Desarrollo rural. Fines: embellecer la zona, mejorar la calidad de vida, crear empleo y fomentar el arraigo.

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