X
la punta del viento>

‘Brotes verdes’ en el Puerto – Por Agustín M. González

   

En las últimas semanas han coincidido varias circunstancias que invitan al optimismo en una ciudad que desde hace ya demasiado tiempo vive inmersa en la depresión. Parece que las cosas empiezan a cambiar en Puerto de la Cruz, en buena parte por el trabajo del Consorcio Urbanístico y, especialmente, de su presidente, Carlos Alonso -omnipresente en el Puerto últimamente-. Es una cuestión de justicia, de solidaridad y hasta de equilibrio insular que el municipio que en otro tiempo fue el motor económico de Tenerife reciba ahora el apoyo que necesita para adaptarse a los nuevos tiempos y recuperar la competitividad perdida. A pesar de ser lo que los técnicos denominan un “destino turístico maduro”, el Puerto es una ciudad con historia que conserva intactas potencialidades indiscutibles. Es una ciudad turística diferente a cualquier otra, con un entorno y un clima privilegiados, a la que le falta rehabilitar su planta hotelera obsoleta y completar su oferta de ocio con el Parque Marítimo y el nuevo puerto deportivo-pesquero.

Ahora, resulta gratificante comprobar que a pesar de la crisis han comenzado a aparecer “brotes verdes” de recuperación. Primero, el Consorcio anunció que dos empresas optan a la construcción del ansiado puerto deportivo. Casi al mismo tiempo, el Cabildo convocó un nuevo concurso para la explotación de las instalaciones del antiguo hotel Taoro. Además, el Ayuntamiento recibió autorización de Costas para derribar las gañanías de Martiánez, y enmendar así una de las mayores pifias de los gobernantes locales. Y para completar una racha inmejorable, el Ministerio de Cultura ha concedido una subvención de más de 80.000 euros para el Festival Mueca de Arte en la Calle, uno de los eventos culturales de mayor proyección del Archipiélago. Son muy buenas noticias que demuestran que el viejo Puerto sigue vivo. Con ayuda, la primera ciudad turística de Canarias podrá reactivarse y ganar en competividad. Y, sobre todo, se podrá erradica el pesimismo que sufren los portuenses.