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Pensamiento único – Por Jorge Bethencourt

   

A los partidos, como a las sectas, les molesta el pensamiento individual. Existe tendencia a implantar un pensamiento único en el cual se contemplan todos los matices de una realidad construida sobre la conveniencia. La disidencia intelectual es peligrosa. Como las purgas y los centros de reeducación tienen muy mala prensa, se han creado los “argumentarios”. Para que a los cargos públicos no les haga falta pensar -que igual les da un derrame cerebral- y repitan como disciplinadas cotorras los razonamientos a favor o en contra de un tema que se les envían desde las calderas del partido.

A Fernando Clavijo, el líder de CC de Tenerife, se le ha ocurrido expresar una opinión perfectamente razonable sobre el espinoso tema del aprovechamiento del petróleo que puede existir en aguas cercanas a Canarias. Ha dicho que si se extrae con medidas de seguridad, da dinero a las islas y crea empleo, no lo vería mal. Ha faltado tiempo para que desde el aparato de Coalición Canaria le hayan saltado a la yugular diciendo que la posición del partido es contraria al petróleo.

La respuesta de los dirigentes nacionalistas hay que leerla en clave de política interna. El aparato se defiende de un líder que ha sido crítico con la situación de Coalición Canaria y plantea profundos cambios. La lucha entre renovadores y continuistas es un clásico en la historia de los movimientos sociales.

Clavijo ni es un díscolo ni es un insubordinado. Es un nacionalista al que se le han disparado todas las alarmas ante la decadencia social y política de un proyecto político que ha marcado la historia de Canarias. Frente a los que consideran que no hay que preocuparse por nada, Fernando Clavijo -entre otros- está preocupado por todo. Los dirigentes nacionalistas consideran que la centralidad que ocupa Coalición le garantiza el poder en las Islas incluso en el peor de los escenarios electorales. Tendrían razón si ésta no fuera una época de apocalipsis. Canarias es un polvorín. Los que analizan la realidad en clave de partido, de reparto el poder y de alianzas políticas, pertenecen a la curia de un mundo que está a punto de volar por los aires. Lo nuestro no es una crisis, es naufragio. Es el hundimiento de una sociedad en la que centenares de miles de personas ya no tienen futuro.

Preocuparse por Canarias es buscar nuevas fuentes de riqueza y de empleo. Hay que pasarse los argumentarios por ese lugar donde la espalda pierde su honesto nombre. El poder, como un fin en sí mismo, es un lujo que los partidos han perdido. Hay una sociedad en emergencia social que se desvanece mientras sus dirigentes se preocupan por quien sale mejor en la foto. Aún no se han dado cuenta que puede ser la foto de un cementerio.

@JLBethencourt