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Resolviendo conflictos – Por Andrés Brito

Uno de mis autores preferidos, Isaac Asimov, escribió que “la violencia es el recurso del incompetente”, a lo que yo añado que se trata del “incompetente conversacional”, o sea, el que aún no ha desarrollado su habilidad para conversar en una atmósfera que propicie la perspectiva “gano yo y ganas tú también”.

¿Qué sientes al descubrir que la naturaleza de un conflicto está en nuestra poca o mucha habilidad con las palabras? Parece un razonamiento de Perogrullo pero, ¿si fuese tan simple como aparenta viviríamos rodeados de tantas desavenencias?
Como coach considero que el conflicto es una petición que ha salido en la conversación disfrazada de queja. La estrategia consiste, pues, en hacer el “recorrido inverso”, es decir, “traducir” la queja en una petición que podamos atender o no sin el componente agresivo que fuerza un diálogo desajustado en el tono.

Te invito a que pienses en la última vez que tuviste un conflicto con alguien. Pregúntate cuál era la queja y qué petición escondía realmente. ¿Qué se te ocurre que podrías haber dicho o dejado de decir para establecer una conversación que no generase un estado de ánimo indeseado? ¿Acaso lo que resultó hiriente no fue lo que se dijo sino cómo se dijo? ¿Qué cambios se te ocurren que puedes hacer la próxima vez que estés en una situación similar?

John Sheridan, el futbolista irlandés, se vio envuelto en infinidad de conflictos en el campo de juego mientras estuvo en activo. Cuando se convirtió en entrenador, tras retirarse, mantuvo un lema con el que aleccionaba a los jugadores que confiaban en él para alcanzar sus mejores marcas: “No comiences nunca una pelea, pero arréglatelas para ser siempre el que las termine”.

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