1 de mayo: ¡a la calle! – Por Juan Henríquez

Mañana tenemos una gran ocasión para demostrarle al Gobierno de Rajoy que estamos soliviantados y en lucha por nuestros derechos. Miércoles y festivo, Primero de Mayo, tenemos ante nosotros, la clase trabajadora, una trascendental responsabilidad. No hay excusa que valga para no acudir a las manifestaciones convocadas por los sindicatos. Las calles de nuestra ciudad tienen que convertirse en un hervidero de gentío, que al unísono gritemos: ¡Hasta aquí hemos llegado!

Mañana, Día Internacional de la Clase Trabajadora, acudiremos a la marcha de la desesperación y la impotencia por las cifras de parados/as de la EPA: 6.202.700 (27,16%) en España, y 385.600 (34,27%) en Canarias. Siento que es una telepatía colectiva la que nos indica que hemos atravesado la línea roja de la paciencia y la resignación. La frase más repetida en mi entorno durante los últimos días, que demuestra que la gente está hasta los cojones, ha sido: “¡Esto tiene que reventar por algún lado!”.

Mañana no pediremos elecciones anticipadas, ni la dimisión de Rajoy, nada de eso resuelve el fondo de la cuestión. Mañana acordaremos preparar y anunciar la revolución civil que debemos iniciar cuánto antes: cívica y sin tiros. Las reformas están en la mente de todos, pero, sobre todo, es imposible seguir soportando un Gobierno que nos miente cada día, instalado en la corrupción, que se declara incapacitado para reducir el paro, que carece de medidas para reconducir la economía, y, encima, nos pide paciencia en un marco de total pesimismo y desorientación. ¿Hasta cuándo podemos soportar esta quiebra democrática?

Podría hacer una lista inacabable de motivos que justificarían la revuelta civil, pero mañana se encargarán las pancartas de recordárnoslo durante el recorrido de la manifestación. Recuerdo que es festivo, pero entre todas las cosas que tengamos que hacer, la clase trabajadora (activos, parados, jubilados, jóvenes estudiantes y sin empleo), todo el mundo y sin excusa: ¡a la calle!

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