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el revés y el derecho>

Altura de miras – Juan Manuel Bethencourt

   

Querido Juan: asumo de partida que la condición de periodista y político en ejercicio pleno resulta por principio incompatible. Montanelli, tan irónico él, dejó escrito que los periodistas podían a llegar a ser gente respetable siempre que no se les ocurriera entrar en la casa, entendida esta como la casa donde se deciden los asuntos comunes, aquellos sobre los que le corresponde informar. Una de las cuestiones que quise dejar clara, en el momento de dar este paso contra corriente, fue mi nueva condición con todas sus servidumbres, sin ambages, formando parte de una candidatura electoral, pues nunca me gustó ese hábito tan extendido de jugar con una camiseta partidaria debajo de la oficial que se exhibe a priori pulcra y equidistante. Me acordé del admirado Alfonso García-Ramos, que compatibilizó la dirección del rotativo La Tarde con su condición de consejero socialista en nuestro Cabildo, no para imitarle, lo que está fuera de mis capacidades, sino para recordarme que en toda tarea colectiva el listón debe ponérselo uno tan alto como pueda. Como dijo Ortega, quien no se interesa por la política es un inconsciente, pero quien solo se interesa por la política es un majadero. Algo de majadería hallo en este contencioso recientísimo, el de la fundación de CajaCanarias, en el que nuestro Gobierno actúa con argumentos legales que creo inequívocos, sólidos. Ahora bien, atendiendo al papel de las personas, en este caso a dos hombres con la trayectoria de Paulino Rivero y Álvaro Arvelo, les pido precisamente eso, que se pongan alto el propio listón. En otras palabras, les pido altura de miras a la hora de resolver el ruido de los últimos días. A ambos. Y miras tan altas como lo sea la representación de cada cual. Porque así son las cosas, y a cada uno se nos debe exigir en función de nuestro papel en esta función.