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Beatriz de Holanda cierra 33 años de reinado con una cena de gala

   

La princesa Máxima de Holanda, la reina Beatriz y el príncipe Guillermo-Alejandro llegan a la cena. / EFE

La princesa Máxima de Holanda, la reina Beatriz y el príncipe Guillermo-Alejandro llegan a la cena. / EFE

EFE | Amsterdam

La reina Beatriz de Holanda, en la víspera de su abdicación y junto a los príncipes herederos Guillermo-Alejandro y Máxima, ofreció ayer una cena de gala en el Rijksmuseum de Amsterdam a miembros de familias reales e invitados especiales para cerrar un reinado de 33 años.

Mientras recibía a sus invitados, las cadenas de televisión holandesas emitieron un mensaje grabado de la monarca en el que se despedía de sus conciudadanos y en el que, emocionada, recordó a su esposo, el fallecido príncipe Claus, además de asegurar que su sucesor, Guillermo-Alejandro, “está bien preparado en todos los aspectos”.

“Quizás la historia diga que la elección de mi esposo fue mi mejor elección”, dijo Beatriz de Orange-Nassau de su esposo, de quien resaltó su interés por asuntos como el medio ambiente, el desarrollo y la cultura, “todos elementos clave para nuestra sociedad. Nuestros hijos aprendieron los cambios de la sociedad”.

Beatriz de Holanda no olvidó en su discurso a la bonaerense Máxima Zorreguieta, desde mañana reina consorte, y de quien valoró su afabilidad, “su gran corazón y sus sentimientos puros”, lo que calificó de “bendición” para la familia real.

La reina, de 75 años y que hoy abdicará en su hijo Guillermo-Alejandro, mostró su agradecimiento a la población, refiriéndose a su “calor y confianza”, elementos que dijo que le han dado fuerza en los momentos más difíciles.

La reina Beatriz, viuda desde 2002, recordó la figura de su esposo, el aristócrata y diplomático alemán Nicolaus van Amsberg, con quien se casó en 1966.

Ese matrimonio fue rechazado inicialmente por los holandeses porque el prometido de la entonces princesa Beatriz militó en las Juventudes Hitlerianas antes de la Segunda Guerra Mundial.

Prueba de los recelos iniciales fueron los disturbios y las protestas del día de su boda, aunque con el paso de los años, sin embargo, el príncipe Claus acabó siendo aceptado y querido por los holandeses.

Del príncipe Guillermo-Alejandro afirmó que “está bien preparado en todos los aspectos. Durante la ceremonia de investidura en la Nieuwe Kerk de Amsterdam, el rey Guillermo-Alejandro aceptará lo esencial de este puesto: actuar sin tener en cuenta las preferencias y mantenerse por encima de los partidos y los grupos de interés”.