X
sanidad >

Comienza el juicio en Francia por el escándalo de las prótesis mamarias PIP defectuosas

   

Jean-Claude Mas (c), fundador de la empresa Poly Implant Prothése (PIP), llega acompañado de su abogado al juicio en su contra. | EFE

Jean-Claude Mas (c), fundador de la empresa Poly Implant Prothése (PIP), llega acompañado de su abogado al juicio en su contra. | EFE


EFE | Marsella

Los fabricantes de los implantes mamarios defectuosos, que durante casi dos décadas fueron comercializados en Francia y en otros 65 países, se sientan hoy en el banquillo de los acusados en un “macrojuicio” que tiene lugar en Marsella.

La importante atención mediática del proceso, que cuenta con 5.250 denunciantes venidas de diversos países, ha obligado a las autoridades a crear un provisional tribunal en un palacio de congresos con 4.800 metros cuadrados, para acoger a víctimas, abogados y periodistas durante el mes que tiene previsto durar el juicio.

Será el momento de escuchar a las afectadas por estas prótesis mamarias de bajo coste, que los investigadores consideran defectuosas, por lo que acusan a sus fabricantes de un delito de estafa y engaño por el que pueden ser condenados hasta a cinco años de prisión.

En el punto de mira de la policía se encuentra el fundador en 1991 de la empresa Poly Implant Prothèse (PIP), Jean-Claude Mas, un empresario de 73 años que hizo fortuna comercializando estos implantes de bajo coste, 80.000 en todo el mundo.

Arruinado ahora por las numerosas denuncias registradas, Mas, que asegura que las mujeres que le demandan lo hacen “solo por el dinero”, tendrá que explicar ante el tribunal lo que ya ha confesado a la policía: que engañó a los inspectores sanitarios para poder comercializar sus prótesis de bajo coste.

Ayudado por algunos de sus empleados, que también se sientan en el banquillo de los acusados, Mas consiguió que los servicios de inspección sanitaria no detectaran que el gel que inyectaban en sus implantes mamarios era diez veces más barato que el que declaraban a las autoridades.

Un negocio que le permitió embolsarse un millón de euros al año, según la acusación, antes de que algunos de esos implantes se rompieran, provocando efectos en las pacientes, lo que alertó a los servicios sanitarios, que abrieron una investigación que sacó a la luz el engaño.

De las 30.000 mujeres que los llevaban en Francia, la mitad se los ha hecho cambiar siguiendo las recomendaciones oficiales.

Mas, que reconoció el uso de un gel diferente al declarado, aseguró, sin embargo, que lo hizo porque era más barato y no tenía ningún impacto sanitario.

Por el momento, las autoridades no han demostrado que los implantes tengan efectos sanitarios perniciosos.

Sus prótesis mamarias se convirtieron en un éxito comercial, en Francia y fuera de ese país, donde PIP llegó a facturar el 84 % de sus ventas, en particular en algunas regiones como América Latina, donde se calcula que en países como Venezuela hay 33.000 mujeres con estos implantes.

El proceso tratará también de determinar si las víctimas pueden ser indemnizadas o, como aseguran los abogados de Mas, no podrán hacerlo puesto que el acusado está totalmente arruinado.

Algunos de los abogados de las denunciantes consideran, sin embargo, que su fortuna no se ha volatilizado y que se encuentra a salvo en cuentas bancarias de Costa Rica o Venezuela.