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Los entrenadores exigen su herencia – Por Manuel Ángel Pérez Lima

Desde el Comité de Entrenadores se pide tranquilidad a los árbitros y que no sean tan estrictos, ya que el entrenador vive los partidos a muchas pulsaciones y en ocasiones se puede escapar un gesto.

Los entrenadores de fútbol están sometidos a una tensión máxima y en muchas ocasiones les cuesta tener el suficiente autocontrol para evitar protestar una decisión del árbitro y, en momentos, su falta de control determina que acaben en los vestuarios antes de tiempo. Esta temporada han sido expulsados once entrenadores y seis de sus asistentes.

Ante este escenario, los entrenadores se han reunido con el presidente del Comité de Árbitros para hacerle llegar su total desacuerdo con las expulsiones de los preparadores técnicos. “Los entrenadores nos sentimos perseguidos por los colegiados, no podemos realizar nuestro trabajo con normalidad”, comentan. “Creemos que el espectáculo está sobre el campo, queremos ver partidos de once contra once y de noventa minutos, con graderíos llenos, pretendemos ver brillar futbolistas, y no tarjetas”, añaden.

Recuerdo uno de mis primeros partidos como cuarto árbitro en Primera División, militaba por aquel entonces en Segunda División B. Llamé al árbitro del encuentro y le dije: “El entrenador te ha llamado hijo de puta’’, y me dice: “No me compliques la vida, novato”. ¡Joder! pensé, “¿este está en Primera División? El que le está complicando la vida es el entrenador, no yo”. Un árbitro bajo ningún concepto puede permitir que se le falte el respeto. Nunca permití que me insultaran o protestaran una decisión cuando me vestí de corto.

Normalmente los medios de comunicación suelen comentar que el mejor árbitro es el que pasa desapercibido. No me gusta ver a los árbitros aguantando todo tipo de protestas y malos modos efectuados por parte de jugadores y entrenadores. El colegiado tiene que tomar una serie de medidas, ser inflexible para ganarse el respeto de todos, así que bajo ningún concepto debe permitir que el control del partido lo lleven otros. Él es el responsable de lo que sucede sobre el verde del terreno de juego.

Por ese motivo veo con buenos ojos que se haya obligado a los árbitros a cumplir la normativa vigente para hacerse respetar más. La temporada pasada vimos cómo en algunos encuentros la decisión que tomaba el juez de la contienda era protestada por el entrenador, proporcionando el dar pie a que en dicho acto los jugadores rodeasen al árbitro para protestarle efusivamente. ¡Esto no se puede permitir!

Cuando no se cumplen las reglas de juego correctamente, se adquieren vicios que se van heredando con el paso de los años, llegando a establecerse como norma en nuestro fútbol, siendo una ilegalidad.

En el momento que el Comité decide hacer cumplir la normativa vigente y exige a los árbitros rigor en la aplicación de la misma, aparecen los problemas a la hora de cambiar de rumbo por parte de los entrenadores. Hasta que los oficiales situados en la zona de banquillos no se adapten a lo estipulado, se seguirá creando polémica.

En la Regla 5, “El árbitro”, se especifica, claramente, que ningún miembro del cuerpo técnico puede hacer observaciones al colegiado.

El árbitro no puede permitir que los entrenadores protesten sus decisiones durante el encuentro, el comportamiento del preparador técnico tiene que ser irreprochable con el árbitro. Una de las asignaturas pendientes con las que finalizaron los árbitros en la campaña anterior, fue precisamente el mal control de los banquillos. No se podía seguir permitiendo ver a los entrenadores protestando cada decisión arbitral, o a varios ayudantes de éstos de pie en el área técnica o fuera de ella criticando cada medida del colegiado.

Una de las directrices que recibieron los árbitros a principio de temporada fue clara: mayor control de los banquillos, en especial del responsable del equipo, su comportamiento tiene que ser ejemplar. Aquel entrenador que su actitud y proceder sea incorrecto debe ser expulsado. Y los jueces se pusieron manos a la obra en especial los cuartos árbitros, ya que el colegiado está más pendiente de lo que pasa en el terreno de juego.

Nunca se va a expulsar a ningún entrenador por hacer su trabajo, este puede dar instrucciones a sus jugadores y hacer todo lo que crea necesario para que su equipo mejore sobre el terreno de juego, pero no tiene autorización para meterse con el trabajo de los árbitros, su comportamiento tiene que ser de respeto en todo momento hacia la figura arbitral.

Con el paso de los años los árbitros han ido permitiendo a los entrenadores protestar sus decisiones, pero la regla nº 5 es clara, no se puede discutir las ordenanzas del colegiado. La normativa así lo especifica, y tiene que ser cumplida por todos los oficiales que se encuentran en el banquillo, así lo quiere la Internacional Board. En los encuentros internacionales se ha conseguido que los entrenadores se comporten correctamente, ahora hay que lograrlo en nuestra competición.

Hay que intentar llegar a un término medio, ¿pero dónde está? Es un problema que tienen los entrenadores y no los árbitros, estos solo aplican la normativa vigente, si no mantiene una actitud correcta deber ser expulsado.
Para terminar me gustaría aclarar que el árbitro no pone la normativa, solo la cumple, desde el comité le dicen las directrices que tiene que seguir para la temporada, él hace lo que se dice desde la dirección de dicho organismo, el comité lleva la “batuta”.

*EXÁRBITRO DE PRIMERA DIVISIÓN