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Longevidad política – Por Luis Alemany

   

Le reprocha Richi Melchior a Paulino I su continua actividad política ininterrumpida de treinta años, posiblemente -piensa uno- porque eso pudiera resultar perjudicial, tanto para la sociedad tan reiteradamente gobernada como para cualquier gobernante tan reiterativo: tal vez haya algo (o bastante: o mucho) de razón en tal comentario, porque no queda más remedio que reconocer que a la larga -como el plazo que aquí se señala- el poder, aunque no llegue a corromper, parece indiscutible que desgasta, erosionando (en mayor o menor medida) la capacidad de eficacia de quien lo ejerce; aunque no deja de resultar un tanto sorprendente que tal planteamiento proceda precisamente de un político -como Richi Melchior-, cuya actividad en tal ejercicio, hasta el día de hoy, rebasa con mucho ese plazo cronológico señalado; a no ser que Melchior pronuncie tal admonición desde una especie de nirvana, a la que ya ha accedido, en la que se encuentra a salvo de cualquiera de los peligros que advierte.

A lo mejor lo que ocurre es que existen diversas categorías de políticos: aquéllos (como parece ser Richi Melchior) a quienes la larga continuidad los inmuniza, haciéndolos incombustibles y situándolos por encima del bien y del mal, y otros (como parece ser Paulino Primero) cuya presumible inmadurez los hace sumamente vulnerables a los peligros del largo ejercicio de tal actividad, aunque no sepa uno muy bien cuáles son los criterios estrictos que deben aplicarse para distinguir a los unos de los otros: tal vez Richi los conozca y así obra ahora en consecuencia pronunciándose al respecto; aunque -en cualquiera de los casos- la larga experiencia nos demuestre que no queda más remedio que reconocer que la inmensa mayoría de los políticos (pertenecientes a una u otra supuesta categoría) desean perpetuarse en la práctica de tal actividad al precio que sea.

La Historia nos ha mostrado reiteradamente la mayoría estadística de la gerontocracia democrática, aunque no siempre haya coincidido ésta con la culminación de una larga trayectoria inmediata; por más que los dictadores se han perpetuado (y siguen perpetuándose) en el poder mientras las posibilidades -de todo tipo- se lo permitan, tal como ocurrió en la España del siglo pasado: tal vez este enfrentamiento entre Richi Melchior y Paulino Primero no sea más que la punta de un iceberg político de más hondo calado, pero que -en última instancia- no puede por menos de remitirnos a las proverbiales pajas y vigas oculares.