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EL FIELATO >

Malos – Por José David Santos

   

No hacía falta ninguna Encuesta de Población Activa (EPA) para certificar que ni las medidas del Gobierno de Rajoy ni el empecinamiento austero de la Unión Europea estaban mejorando la vida de los españoles. Es más, la amargura del paro empieza a mezclarse de manera peligrosa con una animosidad beligerante hacia las administraciones. ¡Para no hacerlo! a la vista de, encima, las sandeces que han venido vociferando los ministros patrios. Entre pedir que nos bañemos con agua fría y llamarnos imbéciles solo queda el canto de una rueda de prensa de Arias Cañete o Montoro. Pero miren, a veces, las sensaciones, lo que se cuece en las calles, no es suficiente para que nuestros gobernantes reaccionen porque siempre está aquello de que “son una minoría”, “no es el sentir mayoritario”, “existen brotes verdes” -¿se acuerden de ese señor que fue presidente de España llamado Zapatero y su desaceleración?-, “los mercados están empezando a reaccionar” y todo ese cacareo que nadie se cree ya. Por eso está bien la EPA, no sus terribles datos, claro, pero sí como vara de medir que, efectivamente, lo que se palpa en el día de a día de la mayoría de barrios de este país es cierto. La cifra de parados es intolerable, es… añadan los adjetivos que quieran porque el límite empieza a estar demasiado cerca. El límite de la paciencia de mucha gente que, amén de las gracietas verbales de los chicos de Rajoy, observa la cantidad de carotas que, a su alrededor, se benefician de esta situación. Y para no sacar la demagogia a pasear mucho rato, incluyo en ese colectivo a políticos (malos), empresarios (malos), sindicalistas (malos), periodistas (malos), organizaciones sociales (malas), etcétera y ciudadanos de a pie que no se han dado cuenta de que cuesta abajo vamos todos, pese a no ir de la mano.

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