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SOBRE EL VOLCÁN >

Un modelo razonable – Por David Sanz

   

La necesidad es acuciante y no hacemos sino ponernos piedras en el camino. La Palma se queja, y con razón, de que todo lo que se hace aquí parece que cuesta sacarlo adelante el doble que en otros lugares. Al margen de que en otros tiempos no tan lejanos, cuando la necesidad de diversificar la economía insular no era tan urgente porque vivíamos en un paraíso subsidiado, las cosas se hicieron regular, tirando a mal. Ahora, cuando de verdad se está timoneando con decisión esta isla, no recibe sino varapalos. Algunos probablemente son cosecha de una herencia envenenada, pero otros no responden sino a la puntillosa torpeza de una Administración que se enreda sobre sí misma y es incapaz de resolver los problemas que acopia. Se queja, y con razón, la presidenta del Cabildo de esta maraña burocrática y legal que tumba cualquier intento para sentar las bases del crecimiento económico de La Palma en un futuro próximo. Quizá también sea un buen momento para reflexionar si es necesario seguir apostando por alguna actuación que, velis nolis, está condenada a continuar empantanando judicialmente el modelo de desarrollo insular, como el campo de golf de Tamanca, que se va a topar una y otra vez con los límites que impone la normativa medioambiental. Podría ser el momento de desterrar definitivamente este proyecto que ha sido una sombra de constantes dudas que ha sobrevolado la planificación turística de La Palma. Esta apuesta serviría también para reconciliar a una parte de la sociedad que ve al demonio habitando en un infierno verde con un juego de palos de golf entre sus manos. Además sería un buen momento para que los ecologistas de la Isla reflexionaran sobre una posición excesivamente conservacionista que trata de tumbar cualquier capacidad de progreso en La Palma. A estas alturas, su discurso inmovilista empieza a cansar a una sociedad que no entiende que La Palma se tenga que quedar al margen de un proceso de desarrollo sostenible, donde es necesario crear una serie de infraestructuras para que la isla resulte atractiva como destino turístico. El desarrollismo, que está erradicado a grandes rasgos de cualquier modelo racional de hoy en día en Canarias, después de aprender en carne propia los males que trae ese sistema, sería tan peligroso como la inacción que defienden los profetas de lo verde. En el justo medio estará lo más razonable.