La novela histórica canaria – Por Juan Manuel Bethencourt

Tienen razón esos amigos escritores que, generosos, consideran que la nueva narrativa canaria, personificada en una nueva camada de creadores, está por hacer. Oligopolios no, por favor, en ningún ámbito de la cultura. Pero, claro, hay que ponerse a la tarea, porque este es un esfuerzo coral que exige dar un paso adelante y medirse con éxito al folio en blanco. Lo ha hecho, y con perspectivas muy prometedoras, un joven de experiencia poliédrica como Luis Medina Enciso, que el pasado viernes expuso su primera novela, 1797. Piratas del Atlántico, editado por el Centro de la Cultura Popular Canaria, en cuya sede se produjo el acto de presentación. Y la novela tiene unos cuantos activos reseñables, el primero de los cuales es adentrarse en los vericuetos isleños de una época fascinante, los últimos años del siglo XVIII, tiempo de revoluciones, de ideales ilustrados, de guerras (como siempre), también de batallas navales protagonizadas por los ingenios marinos más bellos que se hayan construido jamás, los navíos de línea. Es en esa tesitura, los tiempos de Napoleón y Nelson, también los de Betancourt y Miranda, en la que Luis Medina se adentra para articular una bella y emotiva historia sobre la defensa de la capital tinerfeña ante el ataque de la flota comandada por el genio naval británico por excelencia. Las buenas historias, ocurre siempre, no deben aspirar a superar la realidad, pues suelen ser los hechos ciertos el mejor escenario para la ficción novelada. Personajes modestos asoman en los acontecimientos gloriosos para recordarnos que el heroísmo es casi siempre anónimo, en tiempos de guerra y en tiempos de paz, porque siempre hay un momento en el que llega la llamada del deber, y en caso de duda es preciso elegir, como hace el Juanillo de esta novela, el camino más difícil. La novela entronca con Cabo Trafalgar, obra reciente de Arturo Pérez Reverte, pero hay que remontarse más atrás, a la entrega inicial de los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós, también con la masacre de Trafalgar como trasfondo histórico, para hallar un antecedente sublime de este noble esfuerzo del escritor novel. Luis Medina, un tipo de cuidado en lo que respecta al conocimiento de la cultura popular canaria en general y de nuestro folclore en particular, se adentra en aguas hasta ahora desconocidas para él y sale bien librado del intento. Eso hacíamos, dicen, los canarios de toda la vida, durante centurias, aunque a veces lo olvidamos. A ver si repite, que lo ha prometido, y además cunde el ejemplo.

@JMBethencourt