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Sandro se trae el cinturón para Tenerife

   

Sandro (izquierda) doblegó, por decisión médica, al madrileño Rubén García. | SERGIO MÉNDEZ

Sandro (izquierda) doblegó, por decisión médica, al madrileño Rubén García. | SERGIO MÉNDEZ

JUAN S. SÁNCHEZ | Madrid

Sandro Domínguez e Ibrahim López consiguieron el objetivo. El primero se proclamó campeón del torneo Futuros Campeones dentro del peso ligero después de vencer en la gran final al local Rubén García, mientras que el actual monarca nacional del peso crucero se deshizo del incómodo Paata Berikashvili con una actuación bastante regular durante los seis asaltos del pleito.

La gran gala final de los futuros campeones resumió en una velada el enorme éxito que ha sido desde que Rock&Box, la Escuela de Boxeo Elio Guzmán y la promotora Maravillabox plantearon el objetivo. El pabellón José Caballero de Alcobendas recogió una espectacular afluencia de espectadores que vivieron una velada con grandes combates, emoción, intensidad y, sobre todo, buen boxeo. El relevo está garantizado. Si de los deportistas depende, quedó claro que hay futuro para el boxeo en España.

Los fajadores tinerfeños, protagonistas en las tres últimas galas desde que empezaron su andadura en el torneo, se vieron representados por Sandro Domínguez, el único superviviente. El de Adeje fue fiel a su estilo desde que sonó la campana. Se lanzó a una batalla sin cuartel ante un rival que le tenía bien estudiado y se movió para no verse afectado por la Dinamita.

En el segundo asalto una acción fortuita terminó con un corte en la cabeza de Sandro y otro en la ceja de García. Instantes después el tinerfeño, que mantenía su ritmo de persecución acertó con un crochet de izquierda previo a otro encontronazo accidental. La mano de Sandro abrió otro corte en la ceja sana de García, lo que provocó la inmediata intervención del médico que decretó el final de la contienda con el consiguiente triunfo del tinerfeño.

Ya de madrugada subió al cuadrilátero Ibrahim López. En su noveno compromiso como profesional el de Candelaria se encontró con un rival duro, el georgiano Paata Berikashvili.

Ibrahim mandó durante los tres primeros asaltos con tranquilidad pero sin fiarse de un contrincante que, sin brillantez, hizo las cosas bien y comprometió al tinerfeño tanto que en el cuarto asalto se lo hizo pasar mal.

En el quinto episodio Ibrahim recuperó el mando y prosiguió su trabajo de demolición con duras manos abajo, pero Berikashvili lo aguantó todo hasta el final y acabó cediendo por decisión unánime.