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De la ‘senyera’ a la chequera – Por Fermín Bocos

   

¿De dónde sacan tanto dinero algunos de los hijos de Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat? Estos días se ha sabido por información fechada en la Audiencia Nacional que el ciudadano Jordi Pujol Ferrusola, “el hereu” de la saga, en los últimos siete años habría estado paseando por diversos bancos de paraísos fiscales alrededor de 32 millones de euros. Contado en pesetas, unos 5.000 millones. Hasta la fecha, las autoridades fiscales que indagan las llamativas trayectorias seguidas por el dinero, no han concluido ningún juicio o imputación al respecto de estos manejos.

Donde la justicia sí ha tomado ya una primera decisión es respecto de otro de los hermanos: Oriol Pujol. El dimitido como secretario general de CDC ha sido imputado en un caso de presunto tráfico de influencias desvelado por conversaciones grabadas con autorización judicial. Frente al copioso patrimonio del primero y las circunstancias que rodean la imputación del segundo, surge, inevitablemente, una duda que cristaliza en pregunta. ¿De dónde sale tanto dinero? ¿Da para tanto el negocio hotelero en el que se mueve el mayor de los Pujol Ferrusola? Sobre el caso de las ITV en el que está imputado Oriol Pujol habrá que esperar a que se pronuncien los tribunales, pero la impresión que desprende es nefasta.

La política permite coartadas farisaicas, pero ante semejante cúmulo de oscuridades parece que en Cataluña, la gente corriente, los ciudadanos no alienados por el sectarismo, empiezan a preguntarse acerca de la procedencia de tantísimo dinero. Cuando al patriarca de la saga se le ha preguntado por el origen de tanta fortuna -confirmada por la indagatoria judicial- ha contestado con arrogancia. Tanta que, en un arrebato de prepotencia, llegó a descalificar a la Unidad de Delitos Fiscales y Monetarios diciendo en voz alta una frase que emborrona el último tramo de su biografía. El expresidente de la Generalitat, amén de político, siempre se presentó ante la sociedad catalana como un moralista. Predicaba. Ahora, cuando la justicia -que en un Estado de derecho debe ser igual para todos- indaga acerca del origen de los abultados patrimonios de sus más allegados, se indigna.

Se indigna y pretende desviar la atención de la opinión pública. Todo serían maniobras destinadas a poner palos en las ruedas del “proceso soberanista”. A estas alturas, esa película ya no cuela. A muchos ciudadanos de Cataluña ya se les ha caído el velo y el mito de la “primera familia” como una familia ejemplar. Por decirlo en corto: son muchos los que piensa que ya está bien de envolverse en la senyera para engordar la chequera.