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Un viejo conocido – Por Jorge Bethencourt

   

El alcalde de Las Palmas, el popular Juan José Cardona, ha encontrado un filón político en la reclamación del dinero percibido de más en Santa Cruz de Tenerife por los más de 15.000 ciudadanos inexistentes que figuraban en el censo municipal. En el fondo del asunto la cuestión es incómoda pero consistente. Incómoda para su compañeros del PP en Tenerife, que tienen que soportar la airada incursión de Cardona en los cenagales del pleito insular. Consistente porque los ciudadanos fantasma produjeron realmente que la capital tinerfeña ingresara más dinero del que realmente le tocaba en función del número de habitantes. El discurso de Cardona tiene lagunas, obviamente. Olvida los casos de censos inflados acaecidos en municipios gestionados por el PP, como Mogán. Olvida que el fenómeno de los censos inflados es general a todos los municipios de Canarias, aunque será difícil encontrar cifras tan escandalosamente hinchadas como las de Santa Cruz. Y olvida, por último, que inaugurar la pelea por el reparto de las raspas de la sardina de estos fondos puede abrir un análisis de los fondos extraordinarios derivados hacia el municipio de Las Palmas y la isla de Gran Canaria por el gobierno de su propio partido. En Tenerife ya se ha botado a las procelosas aguas del pleito una nueva embarcación: la de las obras de infraestructuras abandonadas en la Isla y las inversiones de hasta 60 millones de euros que duermen en el olvido de las penurias presupuestarias del Gobierno de Canarias. Los empresarios tinerfeños han disparado el primer cañonazo dirigido a la línea de flotación del Ejecutivo canario. A Paulino Rivero se le acusa de que el precio para recabar el apoyo de las agrupaciones insulares de Coalición Canaria de Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria condiciona las políticas del Gobierno. O lo que es lo mismo, que las claves de las luchas de poder de Coalición condicionan las acciones del Ejecutivo. Lo que empieza a circular venenosamente por los pasillos de la insurgencia nacionalista es que tanto la posición de la Presidencia con el asunto de las prospecciones petrolíferas como las decisiones en materia de infraestructuras se basan en los intereses de las islas que sirven de apoyo a Paulino Rivero en su pugna por el liderazgo en el seno de Coalición. Ocurre que la escasez provoca siempre convulsiones desesperadas. Cuando el agua no llega para todo el mundo, la crispación insolidaria se despierta muy fácilmente y contamina de envidia y rencor relaciones que al fin y al cabo se sellaron sobre una abundancia financiera y presupuestaria ya extinta. Los viejos tics del pleito empiezan a asomar las orejas por el horizonte de un archipiélago en estado de coma. Como éramos pocos, parió la abuela.

@JLBethencourt