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El 1-1-2 registró una llamada del móvil del joven el día que desapareció

   

Antonio Muñoz Romero. / DA

Antonio Muñoz Romero. / DA

T. F. | Santa Cruz de Tenerife

La Sala santacrucera del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 del Gobierno de Canarias tiene registrada una llamada desde el teléfono móvil del joven cordobés de 32 años alumno de un máster de Astrofísica que lleva más de un mes desaparecido, según datos aportados por la madre del andaluz a la edición cordobesa del ABC.

Se da la circunstancia de que la llamada está registrada el día 15 de abril, fecha en la que se data la desaparición, pero no hay ni siquiera la certeza absoluta de que fue el propio Antonio Muñoz quien realizó tal llamada telefónica, dado que la misma se interrumpió antes de que se pusiera en contacto con la operadora.

Otra de las novedades aportadas por la madre de Muñoz es que está previsto que en breve comience una búsqueda aérea del joven, así como que la familia tiene previsto convocar a la ciudadanía para animar a las autoridades y que no cejen en la búsqueda.

Además, la mujer explica que la última conversación mantenida con su hijo fue a través de Facebook, tuvo lugar el pasado 14 de abril -un día antes- y que lo notó “especialmente abierto y contento”, por lo que nada hacía presagiar que se hubiera ido sin decir nada a sus familiares.

En cuanto al trabajo policial, se sabe que los investigadores del Grupo de Homicidios y Desapariciones del Cuerpo Nacional de Policía han tomado declaración a los tres compañeros de piso con los que convivía el joven físico mientras estudiaba un máster de Astrofísica en la Universidad de La Laguna, sin que pudieran determinar exactamente el día o la hora a la que vieron por última vez a su compañero Antonio.

A este respecto, la madre explica que estos jóvenes compartían piso pero que apenas salían de sus respectivas habitaciones, excepto cuando había que tratar pagos comunes como el alquiler, la luz o el gas.

Otro de los datos inquietantes que rodean a este caso es el hecho de que Antonio desapareció sin llevar encima ni sus gafas (a pesar de tener cinco dioptrías de miopía) ni sus tarjetas bancarias ni su Documento Nacional de Identidad, lo que induce a considerar que no pudo abandonar la Isla mediante algún tipo de transporte regular.