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Dudas – Por Juan Carlos García

Las crónicas del momento relataban cómo el éxito de las revoluciones de Túnez, Egipto y Libia redobló el ánimo de los ciudadanos de esta región del mundo en su lucha contra la pobreza, la falta de libertad y la corrupción que reinaba, y sigue reinando, en muchos de los regímenes de la zona. Hoy en día existen pocos países en el mundo en los que sus ciudadanos se sientan ajenos a estas tres situaciones. Conjuntamente o por separado estas tres formas de vida siguen ocupando los desvelos de medio mundo.

Y España no es una excepción. Cuando la falta de libertad se la asocia a un pasado reciente, al menos en teoría, la pobreza y la corrupción parecen rivalizar entre sí por llevar el estandarte de la sociedad. Qué añadir respecto a Canarias. En la cabeza de todos los males. Con el cierre el martes de la televisión pública griega por parte del Gobierno de Atenas se sucedieron los comentarios en las redes sociales. Uno de ellos, de este tenor: “La misión de las televisiones y de mucha parte del periodismo es engañar al pueblo”. Esta percepción sobre los medios de comunicación se encuentra, por desgracia, más extendida de lo que se ajusta a la realidad. Convendrá conmigo estimado lector en que llega un momento, cuando todo esto ocurre, que parece viciada toda actividad que camina engarzada al poder. Siempre han germinado el rencor, la animadversión y la represalia. Ahora, el terreno está abonado de venganza, de odio, de ajustes y de resentimiento.

“Los que no dudan es porque son arrogantes”, indicó el pasado domingo Nadal tras ganar su octavo título en París. La rodilla izquierda del tenista le obligó a dejar las pistas durante siete meses y le hizo dudar. La poca mano izquierda de algunos empresarios, asesorados por sus respectivas manos derechas, les está obligando a dejar en la calle a numerosos profesionales, pero, al contrario que el deportista, no les ha hecho dudar.