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Esther Galiana – Por Luis Ortega

Parece que, al fin, se rompe una inercia secular por la que las obras exportadas clandestinamente de España o robadas, lisa y llanamente, no retornaban al patrimonio nacional aunque fueron localizadas y se acreditara su propiedad, las circunstancias del suceso y la flagrante vulneración de la ley. La excepción a la mala costumbre apareció con un magnífico tapiz flamenco del siglo XVI que, 34 años después, fue recuperado por la policía de Texas y devuelto tras las preceptivas negociaciones. La Virgen con San Vicente, San Ramón y San Valero procede del literal desvalijamiento de la iglesia parroquial de Roda de Isábena, en Huesca, perpetrada por la banda de Erik el Belga en la noche del 6 de diciembre de 1979, tras violentar la puerta central del templo y seleccionar las mejores piezas (“una imagen mariana de estilo románico, la silla del patrón del templo, que se desmontó por fragmentos, una capa de San Ramón, dos mitras bordadas y otros textiles, un misal de pergamino, una arqueta con reliquias, dos báculos y numerosos objetos de plata”) y cargarlas en una furgoneta. La restitución fue el resultado de las pesquisas de la Guardia Civil, a partir de las informaciones del ladrón arrepentido que facilitó el recorrido de la tela, vendida en Benidorn, que pasó por galerías de París y Milán, por Alemania (donde fue subastada en una sala de Múnich), por Bégica (donde la adquirió su último poseedor en una feria de antigüedades en Bruselas por 370.000 euros) y, finalmente, Estados Unidos; apareció en Houston, en la colección de un hombre de negocios, que no puso obstáculos para su devolución. Las administraciones norteamericana y española firmaron, con este motivo, un protocolo de colaboración que marca un tiempo nuevo y acaba con la tradición de los hechos consumados, en la que los derechos de los nuevos poseedores, de buena o de mala fe, prevalecían sobre las de los propietarios expoliados, ya fueran instituciones públicas o particulares. Depositado en los talleres de restauración del Instituto del Patrimonio Cultural de España, donde la conservadora Esther Galiana se felicitó por haber encontrado el tapiz -“posiblemente un frontal de altar, de calidad extraordinaria, con el motivo principal, la Virgen y San Vicente, al centro y los laterales dedicados a los patronos; y lo más importante, en perfecto estado de conservación, pese a los traslados y cambios de manos y a su exposición a la luz”-. Tras su análisis, limpieza y restauración volverá a su lugar de origen, una antigua seo oscense degradada a simple parroquia.