LOS 88 MUNICIPIOS DE CANaRIAS>

Lagaete – Por Ignacio González*

Agaete está situado al noroeste de Gran Canaria, a 30 kilómetros de la capital. Sus 5.767 habitantes se reparten mayortariamente entre el casco, el puerto de las Nieves, que comunica Gran Canaria por ferri con Tenerife, y Los Berrazales. Una de las señas de identidad de Agaete es el Dedo de Dios o Roque Partido. Una formación rocosa con aspecto de dedo humano, que se levanta frente a la costa. La parte superior del Dedo de Dios cayó al mar por la tormenta tropical Delta en 2005. Agaete o, como lo conocían los antiguos canarios, Lagaete, era el nombre del poblado aborigen que se asentaba en el actual término municipal. Lagaete se integró en el Guanartemato de Gáldar, cuando se dividió la isla en dos reinos, antes de la conquista castellana. Los yacimientos arqueológicos encontrados en esta localidad confirman la importancia de Lagaete en el Guanartemato, debido, posiblemente, a su situación costera y a la riqueza de sus valles. Destaca la gran necrópolis del Maipes, con más de un millar de túmulos. Otro enclave arqueológico de gran interés es el del Valle y Roque de Guayedra, con cuevas naturales habitadas en el pasado, cuevas funerarias y enterramientos tumulares. Por último, otros conjuntos de gran interés son las cuevas de El Juncal y del Moro, con pinturas rupestres, y la de Visvique, con silos abiertos en la roca. Iniciada la conquista de Gran Canaria, Pedro de Vera construyó una torre fortaleza en Agaete, en 1480, y nombró a Alonso Fernández de Lugo, como jefe de este destacamento militar. En 1481, la flota castellana arribó al Puerto de las Nieves, para concluir la conquista de la isla. Fernández de Lugo organizó desde la torre de Agaete la captura del poderoso Guanarteme de Gáldar, Thenesor Semidán, y dio por terminada la conquista. Tras la conquista, la familia de Fernández de Lugo se quedó con las mejores tierras y manantiales del valle. Otro de los grandes beneficiados fue el genovés Antón de Cerezo. Ambos plantaron viñas y construyeron ingenios azucareros, lo que provocó la rápida repoblación de la zona, debido a la demanda de mano de obra. La exportación de azúcar y vino conectó a Agaete, a través del Puerto de las Nieves, con los mercados europeos, especialmente con Holanda. El pueblo creció originariamente en dos núcleos, uno, en torno a la antigua torre, en el Puerto de las Nieves, y otro, en los alrededores de la Iglesia de la Concepción, construida en 1515. En el siglo XVI, estos inicios fueron frenados por la competencia azucarera americana. A comienzos del siglo XVII, Agaete cayó en un paulatino deterioro económico y social y parte de su población se trasladó. Durante el siglo XVIII, el municipio inició una lenta recuperación demográfica, apareciendo nuevos núcleos de población, como El Valle, El Sao y El Hornillo. La agricultura continuó siendo, durante los siglos posteriores, el motor de la economía de Agaete, experimentando un impulso a partir del siglo XIX, con la introducción de la cochinilla y el tomate. Se construyó un nuevo muelle para el comercio con el resto de las islas y, en especial, con Tenerife. La actividad agrícola, pesquera e industrial, una fábrica de calzados y una embotelladora de agua mineral, propiciaron una etapa de bienestar económico, hasta que la crisis mundial de 1929 arruinó de nuevo la economía exportadora local. A partir de 1940, se inició un cierto crecimiento económico, debido a la recuperación de los mercados europeos tradicionales de tomates y plátanos. En la actualidad, la agricultura ha cedido su papel económico al sector servicios y hoy, las actividades predominantes son la hostelería y la restauración. Agaete tiene una gran historia, y aunque ahora viva del turismo, sigue siendo un pueblo de gente trabajadora, sencilla y acogedora, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, pero como advierte el dicho popular, si vas a Agaete, ven y vete, porque si no, en el corazón se te mete.
* Presidente Federal del CCN,
Abogado, Economista, MBA,
Diputado en el Parlamento de Canarias