Programar o realizar un viaje al extranjero puede convertirse en un infierno si en este incluimos drogas. Aunque sea con un simple propósito de consumo, aun así, se debe tener mucho cuidado con esto, ya que nos puede acarrear un gran problema.
No cabe duda de que con el tema de la droga debemos de ser muy cautos, y en relación a ella hay mucho que escribir, por lo que intentaré sintetizar, y nada mejor que comenzar con un ejemplo dentro de nuestras fronteras. Si, por ejemplo, quisiéramos traer 100 gramos de cocaína desde Madrid a Tenerife y nos pillasen, lo menos que nos podría pasar es que nos condenasen a tres años de prisión. Sin embargo, cuando esto ocurre en un país extranjero puede tener múltiples consecuencias dentro de las particularidades, claro está, de cada uno de ellos, y por ende, de su legislación. Sin embargo, el mayor problema no sería solo el hecho de que nos condenasen a penas y sanciones desproporcionadas, sino que también que el respeto a nuestros derechos fundamentales quedaría a merced de un país desconocido.
En Gambia, por ejemplo, están severamente penados tanto el consumo como el tráfico de estupefacientes, y en los casos más graves, conllevaría la pena de muerte. En Cuba, los extranjeros detenidos con cualquier tipo de droga, están expuestos a penas de privación de libertad de hasta treinta años e incluso a la pena de muerte. En China, el tráfico o el consumo de drogas son gravemente castigados con cadena perpetua o pena capital. En la India, si bien el castigo no es tan grave, si llevan una política de tolerancia hacia las drogas, pero hay que tener mucho cuidado con los sadhus, y es altamente recomendable no fumar nada de lo que nos ofrezcan. Normalmente, fuman una mezcla alucinógena que puede causar paranoia y desorientación. En muchos de estos países son muy comunes los casos en los que los propios vendedores de droga denuncian a sus clientes a la policía.
En el mundo hay unos 2.500 españoles en prisiones extranjeras, la gran mayoría por drogas. Perú y Colombia abanderan nuestras estadísticas. En Perú se está produciendo un verdadero drama, hay 300 presos españoles, de los cuales 254 son hombres y 46 mujeres. Está totalmente prohibida la tenencia, el consumo o tráfico de drogas, siendo las penas muy elevadas. Muy a pesar de ello, España trata de hacer lo posible para que las condiciones en las que desarrollan su encierro sean lo más dignas posibles. El hacinamiento es brutal, se vive en condiciones inhumanas, se carece de medidas sanitarias adecuadas y existe un alto riesgo de contraer algún tipo de enfermedad, como el VIH, la hepatitis o la tuberculosis.
La vida en las cárceles de muchos países es realmente difícil. La mayoría de las veces las autoridades españolas competentes no pueden hacer nada, el traslado depende de los convenios firmados a tal efecto, y cuando este es posible se demora unos dieciocho meses. Aún así, se toman medidas para agilizar los trámites, pero no son del todo efectivas. Por otro lado, en el ámbito de la Unión Europea hay una decisión marco sobre el traslado de presos nacionales de la UE a su país de origen o residencia. No obstante, los estados miembros tendrían que haber adoptado medidas para agilizar los trámites, y sin embargo, no existen todavía síntomas de que se hayan producido avances en el proceso.
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