X
positivando >

¡Emociónate! – Por José Juan Rivero

   

Como cada semana, antes de escribir esta columna de opinión, intento centrar mi atención sobre un asunto que cumpla los objetivos que me llevaron a desarrollar estas líneas, es decir, seguir positivando. Aunque en muchas ocasiones parece una tarea sencilla, me he puesto a recordar algunas vivencias personales de estos últimos días, la pérdida del empleo de un amigo, la inminente operación de mi padre, que, por un momento, hicieron que las emociones como el miedo y la tristeza me inundaran. Como observamos, las emociones juegan un papel fundamental en nuestras vidas, principalmente si no las gestionamos adecuadamente, debido a que toman el control y entonces esas emociones diseñadas para la supervivencia y que, en definitiva, nos ayudan, activan en nosotros comportamientos de autoprotección e incluso nos dejan indefensos. Por nuestro cuerpo navegan múltiples emociones tanto positivas como las que denominamos negativas, que nos llevan a pasar por diferentes estados de ánimo, que cobran distinta potencialidad en función de la importancia y relevancia de nuestra historia vital. Para entender las emociones debo conocer que se originan en el cerebro, concretamente en la capa intermedia conocida como mesencéfalo, que provocan en nosotros una serie de cambios físicos que siguen una lógica, nos preparan para actuar. Generando alteraciones en el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, a nivel muscular y de sistema hormonal, produciendo importantes cambios en nuestro sistema nervioso. Nosotros percibimos esos diversos cambios con malestar u hormigueo en el estómago, se nos presenta como un nudo en la garganta, manos sudorosas, ojos aguados y húmedos, etcétera. Un error muy común es intentar controlarlos para evitar el sufrimiento, lo que nos hace ganar por unos momentos tranquilidad, pero cuando bloqueamos las emociones se produce un efecto rebote en ellas, es decir, aparecen de una manera más intensa acompañadas de pensamientos negativos que se repetirán una y otra vez. Para gestionar adecuadamente nuestras emociones, debemos comenzar conociéndolas, sabiendo las reacciones físicas que me provocan, conocer las que peor controlo, además de ir encontrando técnicas que me ayuden a mantener la calma, por ejemplo: respirando profundamente, contando hasta diez. Pero además debo conocer los pensamientos que las provocan y las mantienen, e intentar transformarlos, puedo escribirlos y posteriormente intentar cambiarlos. Pero también, está demostrado que la vivencia de emociones positivas como la alegría, el sentido del humor y la risa potencian nuestro estado de ánimo, lo que me ayuda a fomentar la felicidad y el bienestar. En conclusión, emociónate. Difícil, pero aporta una solución positiva.

*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVA