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REA – Por Francisco Pomares

   

Las ayudas europeas del Régimen Específico de Abastecimiento -el famoso REA- tienen mala prensa en Canarias. Hace ya algunos años, algún importador trampeó con las ayudas (aquí somos muy dados a convertir las subvenciones destinadas a abaratar el precio de los productos en un mecanismo de enriquecimiento empresarial, véase la reciente estafa con las subvenciones a la residencia) y desde entonces se tiene la percepción de que las ayudas del REA son una trágala que ha hecho rico a más de un carnicero. No es cierto. Es fácil decir que no repercuten en el precio final del producto, pero sí lo hacen: los precios de la carne y de la leche en Canarias serían muchísimo más altos de lo que son ahora si no existiera el REA. Y la idea de que la producción local podría atender la demanda de esos productos es completamente insostenible. Por desgracia. La bronca pública en el Gobierno entre las consejerías de Economía y de Agricultura a cuenta de la intención de los agricultores de que una mayor parte de los fondos REA se destinen a la compra de productos destinados a fortalecer el mercado interior (por ejemplo, la compra de cereales para alimentar el ganado local), responde en parte a la idea de que las ayudas del REA no llegan al consumidor. En ese sentido, lo fácil es apostar por la postura de Agricultura: hacerlo parece que supone defender lo local. Pero las ayudas REA no son para el producto local, son para que el consumidor pueda acceder con menor coste al producto importado. A pesar del esfuerzo y del gasto por defender el producto canario, lo cierto es que el consumidor hace tiempo que marcó sus preferencias, básicamente similares a la del resto de los consumidores europeos. Según su propio comunicado, Agricultura pretende que el Gobierno aumente la participación de fondos REA en el tomate de exportación o el sector vitivinícola, pero no está claro que eso se corresponda con los objetivos de unas ayudas que son -hoy más que nunca- vitales para que no se dispare aún más la cesta de la compra. En época de recortes en todos lados -y en Bruselas también- este conflicto llevado al seno del Gobierno no parece una buena estrategia para dotar de continuidad a una ayuda absolutamente imprescindible, una de las pocas que repercuten directamente en el bolsillo del ciudadano. Europa está hasta las narices de que en Canarias hagamos trampa: las trapisondas realizadas con el REA hace algunos años (que han hecho que sea hoy la subvención más vigilada e inspeccionada por Hacienda), o la estafa de la residencia, son perfectamente conocidas en Bruselas. Lo que faltaba ahora es un pulso entre dos consejerías, en el que una de ellas plantea utilizar los sobrantes del REA en la agricultura de exportación.