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De cachondeo y mentiras – Por José David Santos

   

Ajustar cuentas es una de las artes más cultivadas en el cainismo patrio. En la política y su ejercicio, los últimos meses se han convertido en un permanente juego de rencores, chivatazos, filtraciones a la prensa y venganzas de puñal fino. El Partido Popular, con la revelaciones de este fin de semana de El Mundo -ah, el periodismo-, ha visto negro sobre blanco eso que nosotros describimos como “en la bajadita te espero”. El extesorero Bárcenas ya no es que esté revelando procedimientos irregulares o ilegales del que fuera su partido, sino que en el abandono de su celda se dedica a desmontar las verdades que Rajoy, Cospedal y compañía nos han trasladado a los españoles. Y le sale bien. Si Rajoy dice que Bárcenas ya no cobraba del partido cuando llegó a la presidencia del Gobierno, va Bárcenas y le manda a Pedro J. Ramírez una nómina en la que se aclara todo: Rajoy no dijo la verdad. Solo este hecho, mentir, haría que en muchas democracias ya se estuviera designando a un nuevo presidente del Gobierno, pero aquí no. Tengo la teoría de que no sucede porque somos, en términos generales, un país de mentirosos y toleramos la mentira como los esquimales el frío (hay que vivir con ello). Sé que decir que la culpa de tanta trapisonda es de los ciudadanos es fácil y demagógico, pero es que si no es así, es incomprensible el aguante de unos y de otros ante el desmorone del crédito de la clase política. Porque aquí no se trata de que caiga Rajoy o el PP, se trata de que el descreimiento hacia la clase política es tal que empieza a dejar de importarle a muchos lo que hagan sus gobernantes: “Total, son todos iguales”. Y ahí reside el riesgo de todo esto. En que nos empiece a dar igual cómo y quiénes dirijan nuestras vidas porque de ahí a que nos manejen, aún más, y esto se convierta en un remedo de reino con súbditos sumisos -y el que no, se queda fuera del juego- queda menos de lo que creemos. Ayer, mientras desayunaba, en la barra del bar se nombró a Rajoy. Me giré sorprendido porque normalmente los parroquianos del lugar prefieren hablar de fútbol o guardar silencio. “¿Vistes?, los del PP dicen que lo de los papeles esos de Bárcenas es culpa de Zapatero”, y varias risas. Les prometo, que dudé si estaba hablando en serio o no. Es quizá la fase previa al pasotismo; cachondearnos del asunto. Total, “son todos iguales…”.

@DavidSantos74