Si Carmen Acosta y su equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Tazacorte han sido capaces de llegar a un acuerdo con Unión Bagañeta, en la oposición, y viceversa, podemos afirmar que todo, o casi todo, es posible en polÃtica con unas buenas dosis de diálogo y entendimiento. A nadie se le escapa que Tazacorte ha sido uno de los municipios más crispados polÃticamente al menos en la última década. Por ello tiene mucho valor este consenso alcanzado por el Gobierno y la oposición en el municipio bagañete. Bien ha valido el retraso en la aprobación del presupuesto municipal en este ejercicio si al final ha servido para este entendimiento. Claro que hay otras corporaciones donde en vez de trenzar una red de alianzas entre el Gobierno y la oposición están haciendo todo lo contrario, como ocurre en Los Llanos de Aridane, donde ambas partes caminan por lÃneas paralelas cada vez más distantes rumbo al infinito de la incomprensión perpetua. Situaciones tan radicalizadas solo se arreglan con una medida drástica, con un tajo de cirujÃa polÃtica certero, pero a ver quién se mete a matasano. La realidad es que vivimos tiempos necesitados de diálogo y negociación, de saber ceder para ganar algo entre todos, de tender puentes, abrir lÃneas de comunicación y no torpedearlas constantemente con una lluvia de demagogia, que es a lo que se está reduciendo, lamentablemente, el debate polÃtico. La situación económica no está para echarse al monte y buscar como un desesperado un titular impactante con el que zaherir al contrincante. Emplear todo ese esfuerzo para crear en vez de destruir es hoy la principal responsabilidad de nuestros representantes. Las instituciones públicas palmeras están mayoritariamente gobernadas por alianzas, no hay mayorÃas absolutas, asà lo ha querido la ciudadanÃa, y eso obliga a un sobreesfuerzo de entendimiento entre todos. Se acabaron los tiempos de la polÃtica de tierra quemada, del ordeno y mando. Sin olvidar que la acción es fundamental en un gobierno, hay que buscar todas las vÃas de diálogo y consenso con la oposición para que ese gobierno sea un buen gobierno. Lo mismo que la oposición, que debe de bajarse de la parra de la demagogia y no tensar la cuerda hasta el lÃmite, que hace imposible cualquier vÃa de entendimiento. Debemos mirar a Tazacorte. No ha sido un milagro, sino el resultado de un esfuerzo de diálogo y humildad.