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Tigres, tigres; leones, leones… – Por Claudio Andrada Félix

   

No piensen ustedes, amables lectores, que es el inicio de aquel famoso concurso para niños que presentaba el incombustible Torrebruno cuando sólo había una cadena de televisión en Canarias, que no era otra que Televisión Española. No, no se trata de un concurso, y no está tampoco presidido por la inocencia como herramienta de trabajo. No, en esta ocasión hablamos de personas adultas; adulteras algunas de ellas con su propio partido (PP) y todas, sin excepción, con las expectativas y el programa en el que creyeron quienes le dieron la mayoría para ser lo que hoy son, el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero tendrán que reconocer conmigo que el intento de explicaciones del hasta hoy presidente del Ejecutivo español por el caso Bárcenas, principio o final del caso Gürtel, cualquiera sabe, supuso el pasado jueves un espectáculo lamentable en la sede parlamentaria trasladada al Senado por estar aquella en obras. Nada tenía sentido. Y lejos de tener al ciudadano en el centro de sus explicaciones o preguntas, tanto el PP, con Rajoy a la cabeza, como el líder de la oposición, Rubalcaba (PSOE), se limitaron a autoaplaudirse o abuchear, según el caso, cuando uno u otro intervenían. Sí, como en un colegio, pero con la diferencia de que estos dos partidos mayoritarios parece que faltaron a las clases de claridad y transparencia políticas, y ni que decir de la dignidad ciudadana, que al menos como optativa tenía que haber vertido sus enseñanzas entre tanto descerebrado político, carentes ambos de los suficientes argumentos como para que la ciudadanía, a quienes representan todos, saliera un poco menos desconcertada. Sólo faltó el “gran” Torrebruno para hacerles cantar aquello de “¡Tigres, tigres; leones, leones; todos quieren ser los campeones…!”, a la par que hubiera invitado a los dos equipos, uno vestido de rojo desteñido (los tigres) y el otro de azul bendecido por Roma (los leones), que tan buen acuerdo sostiene con esa España que pagamos todos, a realizar la famosa carrera de sacos (sin ironías, la prueba es que no he escrito bolsas de basura), donde seguro hubieran demostrado ambos equipos todas las artes de este ancestral divertimento, que en el caso del PP y del PSOE lo aderezan con patadas en las canillas, traspiés, golpes bajos de toda índole y una indolente falta de compromiso con el ciudadano. Y de programa televisivo a otro, ya que el guión de éste fue tan malo, tan “fin de la cita”, que sólo cabría la participación del nocturno Sandro Rey al final del debate para decir su “Bendiciones y… buenas noches”. Pues eso.

claudioandrada195@gmail.com