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Ana Bottle – Por Rafael Muñoz Abad

   

Cuando sales de España, bajo la perspectiva de la distancia, te das cuenta del lamentable espectáculo que estamos dando y del avanzado nivel de descomposición social en el que estamos sumidos. Un país al que la historia le supone cultura, hidalguía y señorío se ha convertido en un enfermizo y vulgar griterío del… y tú más. Este sainete del mal gusto y la vulgaridad, protagonizado por una piara de políticos sin preparación, carentes de cualquier sentido de Estado e incapaces de tomar una decisión sin pensar en el rédito electoral que los ceba, se comporta cual grotesca bicefalia. Derechas de plaza mayor y acomplejadas de sentirse conservadoras. Izquierdas semianalfabetas, resentidas, sectarias, trasnochadas y victimistas que creen que Marx es una chocolatina; por no hablar del nacionalismo asimilado que desde Arona a Barcelona reúne un corral de estómagos agradecidos.

Valientes sinvergüenzas. ¿Qué si hemos tocado fondo? Mejor pasen y vean, que aún hay más. España es el país de las burbujas: la universitaria, pues producimos titulados como churros, buenos, bonitos y sobre todo muy baratos en lo relativo a su formación: la del ladrillo, donde nuestro I+D es la pala y el pico; y ahora la política: personajes (muchos) que ni Secundaria acabaron para afiliarse y trepar. Borricos creedores que el clásico arte de la política es un izquierda versus derecha donde todo vale. La última broma de mal gusto ha sido el speech de Ana Bottle I de Madrid. Esta señora bilingüe que parece sacada de un Burda de 1981 es digna de los mejores esperpentos de Goya o Valle Inclán. Personifica a la España atrasada y rancia. Grotesca. Apaleada y vulgar. Aquella donde la gente preparada ya es transpirenaica pues aquí no tiene oportunidades. La gitana y el toro que tanto daño nos ha hecho. El pisito y que hay de lo mío. Un Quijote del que solo aprendimos a ser Rucio. Nuestros dirigentes son las Luces de Bohemia y el burro lector de Inclán; nuestra vida política es El duelo a garrotazos de Goya; y nosotros, anestesiados y mansitos, Los viejos comiendo sopa. La cólera del español sentado. Indolencia, producto nacional. Y es que tenemos lo que nos merecemos.
@Springbok1973